En un informe preparado por el experto independiente Jean Phillippe Peemans a la Comisión de Derechos del Hombre de la ONU, afirmaba: «Durante cerca de 20 años, las instituciones financieras internacionales y los gobiernos de los países acreedores han jugado a un juego ambiguo y destructivo consistente en telecomandar las economías del Tercer Mundo y a imponer a unos países impotentes políticas económicas impopulares, pretendiendo que la píldora amarga del ajuste macroeconómico les permitiría encontrar el camino de la prosperidad y el desendeudamiento. Después de dos décadas, en numerosos países, la situación es peor que cuando comenzaron a aplicar los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial. Estos programas de austeridad rigurosa han tenido un coste social y ecológico considerable y en muchos casos el índice de desarrollo humano ha caído drásticamente.»
Compartiendo esa visión del experto, me atrevería a afirmar que en el costo humano de las equivocadas políticas económicas impulsadas por ideologías radicales han perpetuado el círculo de la miseria, el hambre y la muerte en muchas naciones condenando a sus ciudadanos en muchísimos casos a continuar sus vidas sin conocer la luz al final del túnel.
En lo que respecta al tema de los Derechos Humanos y las ideologías Phillippe Peemans en su informe además dice: «De todas maneras, con la óptica occidental hoy predominante, los derechos humanos se conciben ante todo con relación a la libertad de acción individual, como la no interferencia en el mundo privado de los asuntos económicos, el derecho a disponer libremente de la propiedad, y sobre todo la abstención del Estado de todo acto que viole la libertad individual de invertir el tiempo, el capital y los recursos en la producción y el intercambio… Para los neoliberales, las reivindicaciones sociales y culturales pueden ser aspiraciones legítimas, pero jamás derechos… la visión neoliberal rechaza todo enfoque colectivo del derecho. El individuo es el único sujeto que puede reclamar derechos, y así mismo los únicos violadores del derecho no pueden ser más que individuos que deben asumir la plena responsabilidad. No se puede atribuir violaciones del derecho ni a las organizaciones ni a las estructuras.»
Por eso, al citar esta tarde este tema tan interesante y al reflexionar sobre las ideologías y los Derechos Humanos, surge el siguiente análisis derivado de la visión de Phillippe Peemans que deja abierta la posibilidad a un sinfín de especulaciones, en lo que a mí respecta, los Derechos Humanos prevalecen por encima del mercado y de las ideologías y se agrupan únicamente en función de defender en primera instancia el derecho del individuo y por supuesto del colectivo social en el cual el individuo se desarrolla, entonces por su integralidad y por provenir precisamente del individuo ¿las ideologías y en algunos casos por ser el propio individuo el que pretende perpetuar a las ideologías, en donde encontramos la compatibilidad entre ideologías y derechos humanos, son disímiles y distantes?
Finalmente, no hay que perder de vista el hecho de que dentro del proceso formal de mundialización económica, los poderes públicos han sido paulatinamente despojados de sus poderes en temas de decisión de naturaleza económica y social. Sin defender un Estado omnipresente, recalco lo que siempre he procurado matizar en mis artículos. Se necesitan Estados fuertes y dinámicos que privilegien el derecho por encima de cualquier cuestión, que prioricen al individuo, pero ante todo que aseguren el pleno goce de los derechos humanos prevaleciendo el bien común por encima de todo.
POLITí“LOGO CON ORIENTACIí“N EN RELACIONES INTERNACIONALES, CON ESTUDIOS DE POST GRADO EN POLíTICA Y DERECHO INTERNACIONAL, EGRESADO DEL INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS.