Permitirá estudiarla con otros criterios para que contribuya, a la vez, al desarrollo de nuestra economí­a. Las empresas deben progresar. Que surjan nuevas. La polí­tica fiscal, impuestos y gastos públicos deben crear un ambiente favorable a este objetivo. Los preceptos tributarios sanos deben favorecer al aumento de la producción. La recaudación de los impuestos debe ser fácil y deseable que recaiga sobre el último pagador, para evitar la tiraní­a y la corrupción de funcionarios y la tentación de infringirla o eludirla. La doble tributación y acciones no justas debieran suprimirse, evitando lesiones, desventajas e inconvenientes. La igualdad de tratamiento puede evitar el contubernio entre burócratas y contribuyentes.