Yo no sé cómo podemos describirnos los guatemaltecos, pero si digo lo que pienso puedo herir susceptibilidades, por lo tanto sólo diré que somos complacientes y olvidadizos.
Haga memoria de qué dijeron algunos de los diputados de la dirigencia de la UNE cuando llegaron al Congreso. Lo primero que dijeron es que había tantos empleados en ese organismo que algunos ni oficina tenían y otros que ni los conocían. A pesar de esa declaración que levantó tantas esperanzas en el pueblo, de que al fin había llegado alguien que no iba a hacer fiesta con el dinero del pueblo, del 15 de enero a esta parte, o sea en cinco meses han contratado más de 500 nuevos empleados y como hay 500 más que no caben, por eso el doctor Meyer iba a mandar a construir un nuevo edificio para que cupieran más.
No crea que la llegada del doctor Meyer a la presidencia del congreso es producto de su capacidad o por que lo creían de conducta intachable. Tampoco crea eso que dicen, yo no quería, yo si quería, que fuera el Presidente del Congreso, pues el fue escogido cuidadosamente, por que sabían que lo iban a poder manejar, pues en sus ansias de protagonismo no le importaba que lo usaran de trapeador con tal de llegar a tan alto cargo. Sólo averigí¼e quiénes lo obligaron a contratar esos 500 empleados más.
Para los complacientes y olvidadizos guatemaltecos les diré, que yo casi podría jurar a pie junto, que en los últimos 20 años, no ha habido un presidente del Congreso que no haya sido ladrón, pues en su ansia de ocupar ese cargo, reparten a diestra y siniestra los dineros del pueblo y entre los beneficiarios se encuentran ellos mismos.
Más elocuentes no pueden ser las palabras del Controlador General de Cuentas, que dijo que los auditores enviados al Congreso son amenazados constantemente de destitución si no se plegaban a ocultar los manejos que allí se dan, por lo que si tuviéramos un Ministerio Público eficiente y que cumpliera con las leyes, de oficio iniciara una investigación y abrir un proceso contra los implicados en las amenazas.
Se acuerda quién fue el primer presidente del Congreso en el periodo del presidente Berger, se acuerda que este fue puesto por la UNE y que al poco tiempo rompió con el partido, pero no vaya a creer que fue por que no aprobó leyes de beneficio para el pueblo, sino porque en la repartición y en la colocación de empleados, ya no tomó en cuenta al partido, sino que lo hizo para beneficio propio.
A pesar que este debiera ser un duro golpe para el partido de gobierno y que de aquí en adelante o hacen las cosas bien, o el pueblo los echa, puede ser peor la cosa, pues pueden sacar el equipo pesado que tuvieron que esconder por un tiempo, que todos sabemos con qué argumentos más convincentes se deshacen de los opositores o de los que saben algo que los puede dañar, tal como parece que lo han hecho en varias oportunidades.
Así pueblo de Guatemala, si no queremos más Meyers en el Congreso, si no queremos que la mafia siga dirigiendo a ese alto organismo, es tiempo que exijamos a los congresistas que no se dejen comprar con plazas o con viajecitos al extranjero, porque lo que se puede venir es peor que la famosa cohesión social.