Recuperar a mi hija es «un milagro de verlo y no creerlo»


Ester juega, muy dedicada, bajo la mesa con unas monedas y tarjetas de presentación que descubrió en un bolso. Al principio se mostraba muy inquieta, se trepaba en las piernas de Ana y bajaba una y otra vez.

Ligia Flores
lahora@lahora.com.gt

«A la nena me la robaron el 26 de marzo de 2006, cuando apenas tení­a seis meses. Ese mismo dí­a hice la denuncia a la PNC, al MP y a la PGN, pero ellos me culparon del robo de la niña. Un mes después, me llamaron para hacerme una entrevista en un canal de televisión y me contactaron con la Fundación Sobrevivientes, pero yo no querí­a venir».

Ester se levanta y sus grandes ojos están atentos a la cámara y de nuevo sube sobre Ana. «Les tiene miedo (a las cámaras) desde el dí­a en que me la entregaron. Quedó asustada porque habí­a muchos periodistas ese dí­a y todos nos acapararon».

Dos años de espera inútil convencieron a Ana, para que junto a otras tres mujeres que también sufrieron el robo de sus hijas, iniciara una huelga de hambre por una semana frente al Palacio Nacional de la Cultura, durante la primera semana de mayo de 2008.

«La PGN nos decí­a que las niñas iban a aparecer. A la semana de estar en huelga nos pidieron que desistiéramos, porque nadie nos iba a escuchar. Aunque después se acercaron para ofrecernos el sol, la luna y las estrellas y no nos cumplieron a todas».

«De verlo y no creerlo»

Ana Escobar, de 26 años, fue ví­ctima del robo de su hija cuando la bebé tení­a tan solo seis meses de nacida. Estuvo dos años aguardando en vano a que las autoridades investigaran el robo de su hija, pero cuando se percató de la inutilidad de la espera, se instaló en protesta junto a las otras tres madres que atravesaban una situación similar.

El 6 de mayo depusieron la huelga, luego que las autoridades del recién creado Consejo Nacional de Adopciones (CNA), la PGN y el diputado Gudy Rivera, presidente de la Comisión del Menor y la Familia, se reunieron con las afectadas y se comprometieron a revisar los más de 2,300 expedientes sobre adopción que la PGN tiene pendientes de resolver .

«Me citaron de la PGN para que llegara el 9 de mayo. Ese dí­a estaban esperando encarar a las supuestas madres, los abogados y las cuidadoras de niños en proceso de adopción. Cuando vi a la cuidadora entrar con la niña tuve una impresión enorme y sin pensarlo les dije que ella era mi hija. Fue como si yo no estuviera allí­, porque reaccioné como a los 10 minutos y después me fui muy agresiva hacia donde estaba la cuidadora, pero me detuvieron y ella se escapó con la nena».

Ese dí­a la Fundación Sobrevivientes pidió el allanamiento del lugar donde tení­an a la bebé, pero cuando las autoridades llegaron, la niña habí­a desaparecido. El siguiente lunes (13), algo inesperado sucedió: Ana, quien aún no se explica lo ocurrido, recibió una llamada de la PGN que le informó sobre la recuperación de su hija.

Ester cumplirá un mes de estar viviendo con Ana el próximo 13 de junio, luego que un juzgado decidiera darle la custodia provisional de la niña. «Todaví­a no sé cómo explicar lo que sentí­ cuando me la dieron, porque ella iba a ser llevada a un hogar de Remar, aunque no sé a cuál. Es algo inesperado, como un milagro de verlo y no creerlo. Aunque al principio la nena estuvo muy agresiva conmigo, porque no dejaba que la tocara, me mordí­a. Todaví­a no se ha adaptado, nos está constando a las dos».

Indudablemente la presión mediática fue un factor fundamental para que esta historia posea casi un desenlace de ficción; sin embargo, y a pesar que Ana tiene la mayor convicción de que Ester es su descendiente, aún están pendientes los resultados de la prueba de ADN que le hicieron el 17 de mayo, a través de un laboratorio privado que cobró Q 5,000.

Ana tiene la certeza de que Ester es su hija. No titubea ni por un mí­nimo instante mientras describe con firmeza los rasgos de la niña que hicieron reconocerla. «No ha cambiado nada. Tiene un lunar en su pierna, tiene torcidos sus deditos de la mano y el pie plano», advierte.

«Si se requieren 20 pruebas de ADN, las vamos a pedir»

Olga López es otra de las afectadas. Ella no ha tenido la fortuna de Ana, pues pese a que identificó a una bebé (quien será sometida a la prueba de ADN) de los expedientes que tení­a la PGN, ha encontrado otras fotografí­as en los expedientes de niñas que coinciden con la edad que tendrí­a su hija.

Es probable que la impresión de saberse con una suerte distinta a la de Ana, hiciera que Olga eligiera inmediatamente uno de los expedientes, sin embargo, descubrió una nueva posibilidad, pero la infante del expediente fue dada en adopción en 2006.

En el documento consta que la bebé de nombre Cindy Colwell Thomas tení­a pasaporte emitido en el municipio de Iztapa, del departamento de Escuintla. No obstante, esta municipalidad ha sido señalada por la emisión de gran cantidad de cédulas de vecindad falsas.

Norma Cruz, de Fundación Sobrevivientes, anima incondicionalmente a Olga, diciéndole que la niña era una de las más pequeñas cuando le fue robada (tení­a un mes de nacida), por lo que el proceso de identificación se torna más complejo.

«El problema es para el Estado, pero en realidad es el culpable, pues no garantiza la seguridad de la población. (…) Así­ que si necesitamos 20 pruebas de ADN, las vamos a pedir», puntualizó Cruz.

Revisión de casos


El Consejo Nacional de Adopciones (CNA) lleva 21 dí­as verificando expedientes que estaban en trámite de adopción internacional en la PGN. De los 2,300 archivos, únicamente 690 tienen concluida la verificación. De éstos, 22 presentaron irregularidades, por lo que los infantes fueron puestos a disposición de juzgados de la niñez y la adolescencia.

El CNA ha declarado, en lo que va del año, 37 niños y niñas en estado de adoptabilidad, cuyos expedientes fueron enviados por los juzgados de niñez y adolescencia.

Asimismo, tiene registradas unas 107 solicitudes de familias guatemaltecas que quieren adoptar.