Etapas en la reforma


En entrevista con el Suplemento Polí­tico de diario La Hora, el ministro de Finanzas abordó el tema de la reforma fiscal que su despacho propone con el aval de algunas comisiones de la sociedad civil y en medio de la oposición de sectores empresariales que han visto en la crisis económica el argumento para oponerse a la propuesta, aunque sólo se diga que es porque las condiciones actuales no aconsejan una modificación del sistema tributario.


Y el Gobierno ha aceptado en buena medida ese argumento porque según el ministro Fuentes, la propuesta ahora se hará con criterio que permita su implementación por etapas, siendo el caso que para el primer año apenas se adecuarán pocas normas para superar el bache que ha de dejar la desaparición definitiva del Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz, IETAAP, dejando para el año siguiente otra parte y será hasta en el último año de gobierno de Colom que la totalidad de la reforma cobrarí­a vigencia.

Con ello el Gobierno espera aminorar las crí­ticas que le hace el sector privado organizado a la reforma fiscal y eliminar de plano el argumento de que la crisis económica no aconseja entrarle ahora al tema de la reforma fiscal. La jugada es inteligente, sin duda alguna, porque hasta ahora no ha habido otra razón para objetar la propuesta que el impacto que la crisis económica está teniendo en la actividad empresarial del paí­s y el peligro de una aguda recesión que deje sin empleo a muchas personas.

Veremos cuál es la capacidad que tiene el empresariado organizado para ajustar su argumento y si mantiene sus objeciones a la reforma desde otro punto de vista que no se relacione directamente con la crisis. De entrada dirán que en dos años todaví­a estaremos sintiendo los efectos del descalabro de la economí­a mundial, sobre todo porque hoy en dí­a los expertos no se ponen de acuerdo sobre la duración de este fenómeno global que tiene al mundo de cabeza. Pero hay que reconocer que el Gobierno ha tomado la delantera al aceptar la relativa validez del argumento empresarial sobre las condiciones imperantes ahora que se tendrá que discutir y aprobar la reforma y que con el escalonamiento de la misma se plantea todo un escenario diferente cuyas implicaciones vale la pena ver. Lo que hay que destacar es que muchos empresarios entienden y reconocen que hay que pagar más impuestos para tener un mejor paí­s y que cada vez es menor el número de los que mantienen la arcaica postura de que no hay que pagar tributos.