Hace exactamente una semana, Eduardo Meyer se posicionó como el centro de la atención. Una inversión millonaria y una jugosa comisión, fueron suficientes para dar por terminado su período como Presidente del Congreso y hasta su carrera política.
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Al menos tres son las personas allegadas a Meyer que son consideradas prófugos de la justicia: Byron Rodolfo Sánchez Corzo, ex secretario privado de la Presidencia del Congreso, José Conde, ex director financiero y Daniel Yax Tiu, ex Auditor General.
Las condiciones en que Eduardo Meyer dio a conocer el desvío de Q82 millones provenientes de los fondos privativos del Congreso estaban rodeadas de un aura de tensión, debido a que los jefes de bloque exigían conocer el listado de sus asesores.
Pero antes de lo pensado, los diputados ya se habían enterado de una transferencia anómala. Eduardo Meyer, acompañado por el director financiero, José Conde, admitió que en febrero pasado, este último invirtió Q82 millones, por orden de su secretario privado, Byron Sánchez y, supuestamente, sin conocimiento de ningún miembro de la Junta Directiva.
Lo que Meyer no sabía, era la ola de críticas y acusaciones que surgiría como consecuencia del anuncio. El error del diputado y ex rector de la Universidad de San Carlos, generó unión entre los diputados de todos los bloques y el descontento de la bancada UNE, que al final dejó solo a Meyer.
Los hechos
En febrero de este año, Sánchez trasladó a Banco Uno diferentes cantidades de dinero, que al final, sumaron Q82 millones que en 72 horas pasaron a Mercados de Futuros (MDF), una casa de bolsa que maneja inversiones de riesgo a cambio de altas comisiones.
En esa ocasión José Conde asumió toda la responsabilidad por el desvío, no sin antes acusar a Byron Sánchez, de haberle ordenado efectuar la transacción. Las reacciones no se hicieron esperar y ese mismo día, mientras Meyer denunciaba en el Ministerio Público a Sánchez, Conde y bancos del sistema en los que el Congreso tenía depositados sus ahorros, el resto de los integrantes de la Junta Directiva, también solicitaban al ente investigador que realizara las pesquisas necesarias para deducir responsabilidades.
Aquel convulsionado día terminó lentamente y el sol del jueves no había terminado de nacer, cuando la bancada oficial ya le había dado la espalda a Meyer. Los diputados de oposición exigían la renuncia del Presidente y los señalamientos en su contra, se incrementaban.
Al final, se constató que el dinero permanece en la casa de bolsa, en donde se trabaja sobre un reembolso en el corto plazo. Aún así, las sospechas sobre los actores materiales e intelectuales del desvío, mantiene abierto el caso en los tribunales de justicia.
El desgaste
La marcada distancia entre Meyer y la Prensa, supuestamente para evitar el desgaste de la institución, no rindió los resultados esperados. De hecho, los mismos jefes de bloque, calificaron esta actitud de poco acertada.
En las filas del partido oficial, la preocupación de los activistas es que el nombre de la UNE, del actual Gobierno y del Congreso, quedó en entredicho. Pero no es la primera vez, pues la sombra de Rolando Morales, otrora militante de este partido y ex presidente del Legislativo, prevalece como uno de los peores antecedentes en la historia política de quienes hoy hacen gobierno.
Ni siquiera el amplio cuerpo de asesores de Meyer pudo contrarrestar el desgaste que traería como consecuencia el final anticipado del período del diputado y de su propia carrera política. Pero el sentimiento del pueblo, plasmado en los comentarios publicados en el portal de Internet de Diario La Hora, dejan en evidencia que con este escándalo, la mayoría habría preferido que se disolviera el Congreso.
Hacia el futuro
La presente semana empezó con un inesperado anuncio: Eduardo Meyer pidió permiso para ausentarse por dos meses del Congreso. Una salida que para él es digna, pero que deja un mal sabor de boca, para quienes claman justicia y un castigo severo.
Ahora es cuando empieza la nueva era del Frente Republicano Guatemalteco, FRG. Con sólo 14 diputados, esta bancada presidirá temporalmente el Legislativo; ya que Arístides Crespo asumió la presidencia de ese organismo. Con ello el FRG podría recuperar parte del poder que perdió en las urnas en las últimas elecciones.
Este bloque sigue siendo disciplinado y experimentado, dirigido por Efraín Ríos Montt, ex gobernante de facto y ex presidente del Congreso.
Crespo hará lo que Eduardo Meyer nunca quiso hacer, darle al Primer Secretario de la Junta Directiva, Roberto Alejos, el manejo de las finanzas del Congreso, como tradicionalmente se ha hecho.
Tres son los prófugos de la justicia.
Q82 millones fueron desviados de los fondos privativos del Congreso.
Q159 millones tenía ahorrados el Congreso de los últimos 10 años.
Q1 millón 200 mil recibiría Byron Sánchez por concepto de comisión.
Q300 mil había cobrado debido a que la comisión era de Q100 mil mensuales.
9.5 por ciento de intereses recibiría el Congreso por esta inversión.