Publicación del Informe Anual de la Trata de Personas


En cada paí­s alrededor del mundo, incluyendo a los Estados Unidos, hay evidencia de la trata de personas. Hombres, mujeres y niños son mantenidos en esclavitud doméstica, explotados para comerciar con sexo, reclutados por la fuerza como niños soldados, o abusados en fábricas y maquilas. Estas formas de trata de personas son, de hecho, la forma moderna de esclavitud.

Embajador Mark P. Lagon

Este año, los Estados Unidos conmemoran el bicentenario de la prohibición del comercio transatlántico de esclavos. La misma mentira que sostuvo este comercio durante los siglos XVIII y XIX, que algunas personas son menos que humanos, es la misma mentira que alimenta la trata de personas.

Como jefe de la Oficina del Departamento de Estado de los Estados Unidos para el Monitoreo y Combate de la Trata de Personas, he experimentado directamente la necesidad de abolir activamente este comercio de personas, y he visto el impacto poderoso que se obtiene cuando los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y los individuos se alzan para alcanzar este fin.

Consideren a Nirmala Bonant, una empleada doméstica de Indonesia que ha buscado con perseverancia que se haga justicia en las cortes de Malasia por cerca de cuatro años desde que fue brutalmente golpeada y quemada en su pecho con una plancha en el 2004 por su patrón malayo, quien por eso enfrenta cargos criminales. A pesar de tener que permanecer en Kuala Lumpur bajo la protección de la Embajada de Indonesia para continuar con los procedimientos judiciales y ser humillada en la corte en numerosas ocasiones, ella se ha mantenido firme, rehusándose a ir a casa y a renunciar a su caso. Al hacerlo, ella se ha convertido en una inspiración para las ví­ctimas abusadas de la trata alrededor del mundo que buscan reclamar sus derechos. Ella es una heroí­na de la trata de personas en nuestro Reporte de la Trata de Personas para el año 2008.

Las ví­ctimas de la trata por sexo o trabajo incluyen a extranjeros residentes y a ciudadanos de los Estados Unidos, mujeres y hombres, niños y adultos. Como se refleja en la ley actual de los Estados Unidos y en los estándares internacionales, los crí­menes de la trata de personas no involucran necesariamente trasladar a las personas a través de fronteras. La trata principalmente involucra la explotación extrema por medio de la fuerza, el fraude o la coerción, la cual puede ser tanto fí­sica como psicológica.

Aye Aye Win es un ejemplo perfecto. Una joven de Burma que se atrevió a buscar trabajo más allá de su torturado paí­s, junto con otros 800 migrantes burmeses, muchos de ellos niños, Aye Aye fue «colocada» en una finca y fábrica procesadora de camarón. Pero éste no era un trabajo. Era un campo de prisioneros.

Cuando la descubrieron tratando de escapar, fue llevada de regreso al campo, se le negó la comida y el agua, le rasuraron la cabeza y fue golpeada. Golpeada. Torturada. Muerta de hambre. Humillada. ¿No es esto esclavitud?

Aquellos que cometen o facilitan el crimen de la trata de personas -incluyendo a los reclutadores fraudulentos, patronos explotadores y oficiales gubernamentales corruptos- deben rendir cuentas. En los últimos cinco años, más de 100 paí­ses han aprobado nuevas leyes o enmendado la ley existente para reforzar los castigos por la trata de personas. Miles de criminales alrededor del mundo ahora son enjuiciados cuando, hace solamente cinco años, apenas algunos cuantos terminaban en la cárcel.

Aquellos vilmente explotados y controlados por los traficantes -incluyendo a hombres, mujeres, niños, ciudadanos, migrantes y refugiados- deben recibir el mismo respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales que les es otorgado a todas las personas. Su dignidad debe ser respetada y restaurada. Una de las metas centrales de la polí­tica exterior de los Estados Unidos -promover la democracia y la gobernabilidad justa- depende de alcanzar estos imperativos. Nuestro compromiso de desarrollar la capacidad y la cooperación entre las naciones se evidencia con los $528 millones en asistencia para programas internacionales aportados desde el 2001.

La trata de personas es un crimen que roba la libertad y la dignidad de las personas. La secretaria de Estado Condoleezza Rice publicó la semana pasada nuestro 8º. Informe Anual sobre la Trata de Personas para aumentar el nivel de conciencia y estimular la acción para combatir este crimen. Este es un instrumento invaluable para atraer la atención del mundo a la existencia de esta esclavitud moderna. Millones más de personas están conscientes de la trata de personas como resultado de los esfuerzos de los Estados Unidos para dar a conocer este asunto y advertir a las potenciales ví­ctimas.

El informe de este año destaca el asunto de la demanda y el papel que ésta juega para perpetuar el fenómeno de la trata. Lo mismo se aplica para los así­ llamados «clientes» de «la industria del sexo» para que se den cuenta cómo la demanda por el sexo comercial puede directa o indirectamente aumentar la trata por sexo. Con respecto a la trata por trabajo, las compañí­as pueden jugar un papel importante en la prevención asegurándose que los productos que ofrecen a los consumidores no sean derivados totalmente o en parte del trabajo forzado. Ya sea que la caña de azúcar producida con el trabajo de esclavos en Brasil, el camarón procesado por el trabajo forzado de los migrantes burmeses en Tailandia, o el vestuario manufacturado en Jordania por los trabajadores migrantes mantenidos por un ví­nculo de deuda, los consumidores deben tener presente que las cadenas de producción están contaminadas con esta esclavitud moderna.

Mientras continuamos dando a conocer las tendencias emergentes a nivel global por la trata de personas, nosotros estamos firmes en nuestro apoyo a los paí­ses dispuestos a asociarse con nosotros en esta lucha global. Así­ como el comercio transatlántico de esclavos fue abolido hace muchos años, así­ también puede ser abolida hoy esta forma moderna de esclavitud. Permanezcamos comprometidos a actuar como una voz para las numerosas ví­ctimas sin voz de este crimen -la mujer o el niño prostituidos, el trabajador doméstico explotado, el trabajador agrí­cola atrapado. Sus ataduras exigen nuestra atención y acción. Restauremos juntos la dignidad humana de todos aquellos afectados por este deshumanizante y horrendo crimen.