En todo el mundo, pero especialmente en los Estados Unidos, el tema económico se convierte en el crucial para el futuro porque a pesar de las implicaciones que en la economía tienen errores como el de la guerra en Irak, es obvio que la elección del futuro presidente tendrá que ver con las propuestas que tanto McCain como Obama puedan hacer sobre la materia. A pesar de que están en el candelero otras cuestiones importantes, entre ellas el mismo tema racial, no puede pasarse por alto que el electorado norteamericano siempre se siente condicionado por lo que le afecta de manera más directa que es su bienestar y prosperidad.
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La diferencia esencial en las propuestas republicana y demócrata está en el tema fiscal porque mientras McCain tendrá que amarrarse con la reducción de impuestos para los más ricos que ha sido la tónica de la actual administración, el candidato demócrata está hablando de una variación importante y propone que los más ricos paguen más impuestos y dirige sus baterías de manera muy directa y especial a las empresas petroleras que están obteniendo ganancias absolutamente extraordinarias en el marco de la crisis. Obama ha dicho que las petroleras tienen que destinar parte de sus ganancias a la inversión en nuevas fuentes de energía que no dependan de los combustibles fósiles, adelantando que se propone apretarlas seriamente. Y ello puede ser un factor importante entre el electorado promedio que es el que está pagando más severamente las consecuencias de este desorden económico.
Y si en Estados Unidos terminan por entender que las dificultades se han visto agravadas por el efecto que tiene en la política monetaria el déficit fiscal sin precedentes, que sirve para financiar el capricho bélico de los republicanos con Bush y Cheney a la cabeza, seguramente que la actitud de McCain de prometer que las tropas se quedarán en Irak indefinidamente será dañina para sus aspiraciones porque la gente con dos dedos de frente entenderá que hay una estrecha relación entre lo que está pasando en el Golfo Pérsico y la crisis energética y sus derivaciones en la economía mundial.
No me cabe la menor duda que ante la falta de argumentos en el campo económico y en el compromiso con la guerra en Irak, se esgrimirán cuestiones como la racial para ir desviando la atención de la ciudadanía y mover el centro de gravedad del debate a fin de que los temas económicos parezcan menos importantes. El otro asunto que utilizarán, como ya lo han hecho en los últimos años, será el factor del miedo que será explotado sin el menor rubor por los republicanos mediante la argucia de cuestionar la experiencia del candidato demócrata en las relaciones internacionales.
Pero al paso que van las cosas y con situaciones como la que se vivió el viernes en la bolsa de valores y en los precios futuros del petróleo, cada vez será menos importante esa estrategia porque el bolsillo de los electores les hará recordar que el punto crucial será la reactivación de la economía y las posibilidades que tengan los ciudadanos de tener acceso a servicios como el de salud que se ve seriamente afectado en el marco de la crisis. La cobertura universal de los seguros y el tema migratorio se convierten en factores importantes por su implicación en la economía de la que aún es la principal potencia mundial.