Es verdad que se apagaron los ojos de tu cuerpo; pero, gracias a eso, ahora miras con mayor claridad las maravillosas realidades que antes solo conocías por la fe.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Es verdad que se paralizaron tus manos; pero, gracias a eso, ahora las tienes purificadas en el fuego del martirio, para presentárselas a Dios.
Es verdad que se callaron tus palabras; pero, gracias a eso, ahora eres más elocuente en las alabanzas que, junto a los ángeles entonas en el Cielo.
Es verdad que se detuvo tu corazón; pero, gracias a eso, ahora palpita con energía divina para no detenerse jamás.
Es verdad que lloraste, en un adiós repentino; pero, gracias a eso, ahora disfrutas de infinita alegría, en la morada eterna que el Señor te preparó.