Buscan dar respiración boca a boca a la Ronda de Doha


Unos hombres cargan sacos con cereales en un mercado de ífrica. La Ronda de Doha está en peligro de extinguirse, ante la oposición de criterios de los paí­ses poderosos y los emergentes.

Unos 30 paí­ses de la OMC intentaban ayer en Parí­s rescatar la Ronda de Doha: la mayorí­a reconoce que si no hay progresos en las próximas semanas, siete años de negociaciones se irán por la borda, pero Francia, feroz defensor de los subsidios agrí­colas, no tiene ningún apuro.


El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Pascal Lamy, convocó en Ginebra a partir del lunes y durante dos semanas a altos funcionarios comerciales de varios paí­ses para reactivar las negociaciones, sobre todo las relativas a productos industriales.

«Un gran trabajo será exigido a estos responsables durante las dos próximas semanas», dijo Lamy en la reunión ministerial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), poco antes de liderar un encuentro de unos 30 paí­ses de la OMC en la embajada de Australia en Parí­s.

Lamy admitió que queda «poco tiempo» para lograr un acuerdo. Pero «las negociaciones alcanzaron una etapa en la cual parece que los ministros pronto podrí­an reunirse para ponerse de acuerdo sobre las modalidades sobre agricultura y productos industriales», estimó.

El jefe de la OMC espera llegar en junio a un acuerdo sobre estos dos temas clave para concluir la totalidad de la negociación antes de la partida del gobierno estadounidense de George W. Bush a fines de 2008.

No obstante, algunos de los 152 paí­ses de la OMC que negocian la Ronda de Doha sólo buscan su fracaso, deploró Peter Mandelson, comisario de Comercio europeo.

«Todos saben que quienes alargan las cosas están apostando por un fracaso (de Doha). Un atraso sólo tornará más difí­cil la cosa», dijo Mandelson, aparentemente en referencia las naciones emergentes.

«Nos estamos quedando sin opciones. El calendario polí­tico estadounidense está en contra nuestro (…) Esto debe suceder. Tenemos la responsabilidad de ser exitosos», sostuvo.

Pero Francia, uno de los paí­ses europeos que más defienden los subsidios agrí­colas, se muestra poco apurada en concluir las negociaciones.

«La negociación sobre productos industriales está en punto muerto» y «en materia agrí­cola, la suma no da», estimó la ministra francesa de Economí­a, Christine Lagarde. «Alerté a mis colegas sobre los riesgos de celebrar una ministerial que fracasarí­a», dijo sin esconder su pesimismo.

Estados Unidos sí­ dijo sentir «urgencia» por concluir la Ronda de Doha, lanzada en 2001 en la capital de Qatar, pero en los hechos, la aprobación de la ley agrí­cola en mayo en el Congreso estadounidense, que destina casi 300 mil millones de dólares a los subsidios, va en la dirección opuesta.

La ley agrí­cola no representa «la oferta de Estados Unidos» en el marco de la Ronda de Doha, se limitó a señalar la representante de Comercio estadounidense, Susan Schwab.

Brasil, lí­der de los paí­ses emergentes en las negociaciones, reclamó por su lado a los paí­ses ricos ser más «realistas» y reconocer que están pidiendo demasiado en bienes industriales y ofreciendo muy poco en agricultura.

«Lo primero que pedimos es que reduzcan significativamente los subsidios (agrí­colas); lo segundo, que no nos cobren demasiado por un auto usado», reclamó Celso Amorim, ministro brasileño de Relaciones Exteriores.

Pese a todo, el canciller brasileño mostró optimismo frente a la posibilidad de lograr un acuerdo sobre agricultura y bienes industriales «en junio o julio».

Si la Ronda de Doha fracasa, la culpa será de los grandes paí­ses de la OCDE: la UE, Estados Unidos y Japón, dijo Néstor Stancanelli, subsecretario de negociaciones económicas internacionales de Argentina.

«Si no se quiere hacer un acuerdo, la responsabilidad es de los grandes paí­ses de la OCDE: Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Están pidiendo reducciones de tarifas que ellos no están dispuestos a hacer en materia agrí­cola», se quejó.

Según Stancanelli, «hace falta voluntad polí­tica, flexibilidad y liderazgo» para lograr un acuerdo y «muchos paí­ses de la OCDE, especialmente la UE, Estados Unidos y Japón, no tienen ese liderazgo, esa flexibilidad».