El Banco Central Europeo (BCE) podría elevar ligeramente su principal tasa de interés, actualmente en el 4%, en su próxima reunión de julio, para hacer frente a los riesgos de inflación en la Eurozona, declaró ayer su presidente, Jean-Claude Trichet.
«No excluimos decidir mover nuestras tasas en la próxima reunión», dijo el francés en rueda de prensa en Francfort (Alemania), sede del BCE.
Una «ligera» alza de las tasas es «posible», pero no «segura», señaló.
«Estudiaremos la situación» en los frentes de los precios y de la economía en general en las próximas semanas. La decisión será tomada el mismo día de la reunión y no antes, dijo Trichet.
La principal tasa del BCE está fijada en el 4% desde hace un año. Su consejo de gobernadores había decidido horas antes de las declaraciones de Trichet mantener invariable ese nivel.
Pero «algunos» de sus miembros abogaron en favor de un aumento, reconoció el presidente. Finalmente, tras una «discusión profunda», el consejo optó por un nuevo statu quo, de forma «consensual» y no unánime, contrariamente a la decisión adoptada el mes pasado.
Los mercados esperaban que Trichet endureciera el tono sobre la inflación, que escaló de nuevo hasta el 3,6% interanual en el mes de mayo en la zona euro.
Pero el patrón del BCE fue todavía más lejos, puesto que no sólo confirmó la eventualidad de un alza de las tasas en los próximos meses, sino que – cosa rara – estableció su posible fecha.
En su discurso introductorio, que ofrece las líneas generales de la política monetaria de la institución, Trichet ya había indicado que el BCE se encontraba en «estado de alerta elevado» frente a los crecientes riesgos inflacionistas.
«Si actuamos a tiempo y firmemente, podremos evitar los efectos posteriores», declaró, refiriéndose esencialmente a una espiral entre inflación y salarios.
El objetivo del BCE es mantener a medio plazo un índice de precios al consumo ligeramente inferior al 2%, pero ayer revisó sus previsiones al alza: de 3,4% en 2008 y de 2,4% en 2009.
En marzo, pronosticó una progresión de la inflación de 2,9% para 2008 y 2,1% para 2009.
Paralelamente, la institución elevó su previsión de crecimiento para este año, de 1,7% a 1,8%, y para 2009, la recortó, de 1,8% a 1,5%.
«Los fundamentos económicos están sanos», declaró Trichet, que tradujo estas cifras en un «crecimiento moderado, pero continuo».