El juicio contra cinco acusados de organizar los atentados del 11 de septiembre, que estuvieron detenidos por varios años en cárceles secretas de la CIA, se inició hoy ante un tribunal militar de excepción estadounidense en la base naval de Guantánamo, isla de Cuba.
Khaled Cheikh Mohammed, Ramzi ben al-Shaiba, Alid Abd al-Aziz Ali, Wallid ben Attash y Mustafá al-Hawsawi, corren el riesgo de ser condenados a muerte si se los considera culpables tras un proceso aún incierto.
Khaled Cheik Mohammed, sospechoso de ser el cerebro de los ataques del 11 de septiembre de 2001 que provocaron cerca de 3 mil muertos, anunció al iniciarse la primera audiencia hoy en Guantánamo que él mismo asumirá su defensa y que quiere ser condenado a muerte para convertirse en mártir.
Invitado por el juez Thomas Kohlmann a decir si aceptaba la ayuda de los abogados de oficio, Khaled Cheikh Mohammed se puso de pie y comenzó a recitar versos del Corán, interrumpido sólo para traducirlos al inglés: «Dios es totalmente suficiente para mí».
«No voy a aceptar abogado (de oficio), yo asumiré mi defensa», concluyó.
Cuando el juez le recordó que podía ser condenado a la pena capital, Khaled Cheikh Mohammed respondió: «eso es lo que quiero, hace tiempo que quiero ser un mártir».
Otro tanto ocurrió con Wallid ben Attash, quien también dijo que se defendería por sí mismo y que deseaba convertirse en mártir.
«No quiero que nadie me represente. Voy a asumir mi propia defensa. Soy un musulmán y rechazo esta audiencia». Agregó que «ustedes mataron a mi hermano, que era más joven que yo, durante la guerra, y mi deseo es estar en vuestras manos».
El proceso se ha visto controvertido por la polémica que rodea la detención secreta de los cinco hombres y por el hecho de que la CIA reconoció haber sometido a Khaled Cheikh Mohammed a simulación de ahogamiento, una técnica de interrogatorio considerada por muchos como una forma de tortura.
«La defensa alegará que las pruebas del gobierno son dudosas. Si hubo torturas, serán inadmisibles. ¿Cómo va a definir el juez qué es tortura y qué coerción?», se pregunta Geoffrey Corn, profesor de derecho y asesor jurídico de los abogados de la defensa.
Durante una audiencia a puertas cerradas en marzo de 2007, de la que el Pentágono publicó una transcripción parcial, Khaled Cheikh Mohammed denunció torturas, y reivindicó toda la responsabilidad del 11 de septiembre y de otros treinta atentados o planes de atentados.
Los sospechosos fueron arrestados entre 2002 y 2003 y luego transferidos a esta controversial base en la isla de Cuba en 2006.
Para otro experto, la acusación es sólida. «Hay pruebas concluyentes», estima David Rivkin, antiguo asesor de los ex presidentes Ronald Reagan y George Bush. «Todos reconocieron lo que hicieron tras haber sido interrogados por equipos» del FBI sin uso excesivo de la fuerza, precisó.
La audiencia tiene lugar en una sala nueva, diseñada para que el juez impida al público escuchar los debates si se mencionan elementos confidenciales.
El número de lugares para el público es limitado, pero el Pentágono previó acoger a unos sesenta periodistas, así como a observadores de la sociedad civil.
Los cinco acusados tendrán una primera posibilidad de declararse culpables o no culpables. Es posible que algunos de ellos anuncien que no esperan participar en el proceso, un boicot al que hizo referencia estas últimas semanas la mitad de los otros doce detenidos inculpados en Guantánamo.
Los tribunales militares de excepción son particularmente cuestionados. Establecidos por el presidente George W. Bush a fines de 2001, invalidados por la Corte Suprema en 2006 y restablecidos por el Congreso, permiten el empleo de testimonios indirectos u obtenidos por la fuerza.