Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, y justo eso es lo que tenemos, un ambiente medio, cada vez más cercano a malo, de acá a unos años podremos decir mal ambiente y lo definiremos muy bien. Sé que me salgo de explicaciones científicas al expresarme así, pero esta es la manera en que lo voy entendiendo, sobre todo cuando del calor excesivo en el día paso a las noches frías y cuando de ver la tierra partida por la resequedad se vienen estas «depresiones» tropicales, a precisamente deprimir nuestras vidas y no hablo en tono poético, ni evoco la nostalgia de los días grises, sino de la desolación, el luto, la angustia y la rabia que mucha gente experimenta al perderlo todo entre las correntadas de agua y lodo que las lluvias persistentes provocan.
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Un ambiente descompuesto el que se percibe al pasar por la zona 3, y ya en más lados, y sentir ese olor fétido que provoca el basurero, y que obviamente enferma a quienes viven y trabajan en los alrededores.
Un mal ambiente en la carretera Interamericana, casi, casi basurero, en donde sin discriminación alguna manos de buses extraurbanos y de vehículos (unos bien caros por cierto) lanzan botellas, bolsas de comida, tusas, papeles y etcéteras que pueden entender como quieran.
Un ambiente grisáceo y no sólo por el clima, sino por el humo de los buses, de los carros, ¿por qué no controlarán esto? Por los cigarros, los fumadores no entienden que quienes no tenemos ese vicio merecemos respeto.
Un ambiente pútrido y eso en muchos sentidos, por la violencia, por el costo de la vida y la pobreza, por la falta de salud, por esos niños y niñas que bajo los aguaceros lanzan naranjas al aire y esperan el rojo del semáforo por unos centavos, por esas grandes industrias que apoyadas en la Ley del que más tiene, acaban lentamente con la vida de la gente.
Hoy se celebra el día de algo que no cuidamos, que no pensamos cuando compramos aerosoles, vasos de duroport y pañales desechables, cuando abrimos los chorros para lavar los carros, cuando le pasamos el cenicero al que fuma, cuando bocinamos, cuando prendemos las luces innecesariamente, cuando sólo pensamos en nuestra comodidad. Hoy tenemos un mal, deslucido y doliente «Medio Ambiente».