R E A L I D A R I O (DCXVI)


Rectificación. En Guatemala los tres poderes del Estado son dos: el CACIF.

No estallidos. En su última conferencia de prensa, los directivos de la Comisión Nacional para la Reducción de Estallidos Sociales (CONRES) descartó, o mas bien eliminó la posibilidad de que en el paí­s de la eterna se vaya a producir algún estallido social digno de tal nombre en un futuro cercano, aun cuando reconoce que las condiciones socioeconómicas para tal fenómeno repentino y violento persisten durante todo el año desde hace mucho tiempo. Los técnicos de la CONRES, luego de monitoreos rutinarios entre la población, mantienen el consabido diagnóstico positivo (o negativo, según se quiera ver): que mientras la ciudadaní­a tenga horchata en las venas, consuma su dosis diaria de Valeverguina 500 Forte (fórmula mejorada), y sus genes de la docilidad y la resignación caractericen todos sus actos y/o abstenciones grupales, un verdadero estallido social está fuera de la realidad y de nuestro devenir histórico. En consecuencia…

René Leiva

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Maras inconformes. La influyente Liga de Maras, Clicas, Extorsionistas, Coaccionistas y Similares (MACECS), en reciente comunicado, declara su total inconformidad, repudio y rechazo ante los paros del servicio urbano de autobuses, sea por las causas que fueren, toda vez que en ese rí­o revuelto ellos son quienes menos ganancias perciben; por el contrario ?aseguran?, un solo dí­a en que las camionetas se paralicen significa millonarias pérdidas para ellos, ya que a improvisados medios de transporte, como picops y microbuses, es casi imposible de asaltar o de exigir contribuciones monetarias. La MACECS demanda a las autoridades más o menos competentes la pronta solución, definitiva y concluyente, a la problemática del transporte de pasajeros indefensos, pues sus miembros se están (quedando sin fondos para adquirir sus drogas, sus municiones, sus AK-47, sus meretrices e incluso su combustible fósil. En caso de no ser atendidos sus reclamos, la MACECS tomará medidas de hecho que asombrarán a la sociedad, se recalcó.

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Pantalones. A simple vista, con base en fotografí­as o por televisión, se nota que los pantalones de ílvaro no le quedan bien a Sandra, eso es más que evidente para cualquiera que tenga ojos ?y la mayorí­a los tenemos, por fortuna?, aparte de que ella, como toda mujer moderna, posee su propia provisión de pantalones en todos los estilos, diseños y colores, según ha trascendido. Y tomando en cuenta las muy diferentes tallas de ambos, ¿cómo se mirarí­a Sandra vistiendo los pantalones de ílvaro, ella que cuida tanto su apariencia, aparte de lo incómodo que serí­a? ¿Dejarí­a ílvaro que Sandra, en determinado momento, tal vez por equivocación, se ponga sus pantalones, o ella se los colocarí­a a escondidas de él, a manera de tentativa inocente? ¿Cómo y dónde surgió la idea audaz pero desatinada de que los pantalones de ílvaro le sentarí­an a Sandra que ni mandados a hacer? ¿No es sabido (y probado) que los pantalones de hombre y de mujer poseen su propia confección no siempre perceptible pero basada en las diferenciadas fisiologí­as según el sexo? Siempre dentro de lo conjetural, ¿qué pasarí­a en el momento supuesto de que ílvaro se quedara virtualmente sin pantalones de tanto uso que les darí­a Sandra? ¿Se llegarí­a al extremo de que, entonces, ílvaro tendrí­a que ponerse los pantalones de Sandra?

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Septiembre de 2008. Octogésimo aniversario de Julio Fausto Aguilera. (Nos conocimos en El Imparcial, noviembre 1978, oficina de don Rufino Guerra Cortavé. Usted, memoria minuciosa, cátedra libre…)