El culpable es Meyer


Hoy publicamos, de acuerdo con nuestra polí­tica que no niega a nadie el derecho de aclaración, una nota del licenciado Danilo Roca en la que se refiere a la publicación de ayer sobre los asesores del Congreso. Dice el asesor que la información no es precisa al señalarlo como uno de los que ganan 30 mil quetzales o más con cargo a los contratos suscritos por el actual Presidente del Organismo Legislativo, pero tampoco proporciona datos precisos para determinar dónde está la falsedad de las informaciones que fueron proporcionadas en el mismo Congreso de la República.


En todo caso, si hubiera inexactitud en las informaciones, el único culpable de esa situación es el mismo doctor Eduardo Meyer porque tení­a la gorda obligación de proporcionar no sólo a los diputados sino a la opinión pública, los listados de quienes están trabajando bajo contrato en calidad de asesores en el Congreso de la República. Y es que cabalmente ahora, cuando el mismo Presidente de la República dijo que no ve otra salida que la de «apretarnos el cinturón», es obvio que las autoridades tendrí­an que dar el ejemplo y resulta que en el Congreso existe despilfarro de recursos, no sólo en la contratación de asesores, sino que también con ideas fatuas como la de construir el complejo para albergar al Organismo Legislativo.

El doctor Meyer está gastando una buena cantidad de dinero en contratar asesores de imagen para mejorar la del Congreso y la suya propia, pero una vez más se confirma que la imagen no es producto de propaganda sino de hechos y realidades concretas. Por muchos millones que gaste Meyer en maquillar su propia imagen y la del Congreso, de nada servirá el gasto (que no inversión) si no va acompañado de gestos de transparencia que demuestren que se está trabajando con honestidad y cuidado del dinero público.

Bien se ha dicho que muchos polí­ticos nuestros son en realidad sepultureros de la democracia porque con sus actitudes hacen que la población pierda la fe en ese modelo polí­tico. Y qué más prueba que esa empecinada actitud de negarse a dar información sobre la forma en que se gastan el dinero del pueblo. Si el doctor Meyer estuviera en su finca y con su propio dinero contrata a alguien, tiene todo el derecho a reservarse información sobre montos y calidades de los contratados. Pero como el dinero es del pueblo, tiene toda la obligación de explicar cómo y por qué está gastándolo. La mejor asesorí­a que le puede dar el polí­tico Danilo Roca a su jefe es que se deje de pamplinas y que ofrezca información clara y precisa.