Escritores latinoamericanos denunciaron en Madrid cierto «desinterés» de la industria editorial española por lo que ocurre en ese sector al otro lado del Atlántico y criticaron la actuación de las grandes multinacionales.
«A la hora de querer saber, hay más apetito desde América Latina que desde España», señaló el escritor colombiano Mario Jursich, durante un acto en la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) para dar a conocer la oferta latinoamericana presente en la Feria del Libro de Madrid.
«El interés español por lo que ocurre al otro lado del océano no es tan grande», afirmó Jursich, quien estuvo acompañado por personalidades como la directora del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), Isadora Norden.
Por impulso del CERLALC, los nuevos autores latinoamericanos centran este año de la Feria del Libro de Madrid en su 75 aniversario, que se prolongará hasta el 15 de junio; en la Feria se presentan más 40 autores y 1 mil 800 títulos latinoamericanos.
Para Norden, la Feria del Libro madrileña es una buena ocasión de «promover a los autores latinoamericanos contemporáneos, fortalecer los vínculos comerciales entre distribuidores y libreros españoles con editoriales de la región» y de «favorecer la industria editorial» latinoamericana.
El autor colombiano Ricardo Cano lamentó que haya «grandes empresas editoriales que marcan pautas que las pequeñas no pueden alterar. Son políticas editoriales en España que hunden otras en América Latina».
Según datos del CERLAC, en 2005 el 29% de los libros importados por Latinoamérica era de origen español, mientras las exportaciones de esa región a España correspondieron a «apenas un 2,3%» de su facturación.
Las exportaciones latinoamericanas de libros a España rondan los 9 millones de dólares, mientras que las exportaciones de libros españoles hacia el subcontinente superan los 244 millones de dólares.
Cano denunció la existencia en Latinoamérica de «una especie de reverencia por España».
«Ocurren cosas paradójicas como que no se le dé importancia en un país latinoamericano a un escritor hasta que no ha pasado por la prueba española. Eso es deplorable», afirmó.
Para el escritor argentino Andrés Neuman, «sería interesante que los grandes grupos editoriales tomasen el ejemplo de la Real Academia Española, que pasó del etnonacionalismo a la colaboración estrecha con otras academias latinoamericanas».
Cano matizó que España puede ser el vínculo entre los países del otro lado del Atlántico, aunque esta misión implica el riesgo de que Madrid «pueda sentir que tiene el poder de decir quién sí y quién no».
El hondureño José Antonio Funés criticó la prioridad que se da a «países donde hay un gran mercado como Argentina, México o Chile, dejando marginados a otros más pequeños», antes de arremeter contra la calidad de la actual producción literaria latinoamericana: «se vende menos literatura y más papel», declaró.
«Hay que vigilar los cambios que las nuevas empresas introducen en la producción literaria ya que imponen a los jóvenes autores pautas de producción, sometiéndoles a la necesidad de escribir una novela cada tres o cuatro años. Si no se despegan de esta imposición, caerán en la producción rutinaria y mecánica», insistió Cano.
Cano y los otros autores que se dieron cita en la SEGIB este lunes forman parte de los escritores latinoamericanos que a lo largo de las dos próximas semanas intervendrán en distintas conferencias, mesas redondas o presentaciones previstas en el marco de la Feria del Libro de Madrid.