El papa Benedicto XVI expresó hoy preocupación por la pobreza y la emigración en Guatemala, al recibir aquí las cartas credenciales del embajador ante el Vaticano de ese país, Acisclo Valladares Molina.
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Durante la referida ceremonia, el Sumo Pontífice señaló que la nación centroamericana debe añadir a los necesarios programas económicos y técnicos, aquellos aspectos que fomenten la dignidad de la persona, la estabilidad de la familia y los valores humanos.
Al recordar el 25 aniversario de la visita del fallecido Juan Pablo II a Guatemala, el actual jefe de la Iglesia Católica afirmó que ésta tiende una mano fraterna, en especial, a los desamparados.
La erradicación del hambre y contar con una alimentación sana y suficiente requiere métodos y acciones específicos para una mayor explotación de los recursos, sin dañar la naturaleza, opinó.
Para Benedicto XVI es necesario tomar en cuenta los ciclos y el ritmo de la naturaleza, conocidos por los residentes en zonas rurales, y proteger los usos tradicionales de las comunidades indígenas.
Al respecto, llamó a dejar a un lado razones egoístas y exclusivamente económicas.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas de Guatemala, en 2006, 51 por ciento de la población del país se encontraba en condiciones de precariedad, es decir, seis millones 600 mil personas, de las cuales, un millón 900 mil viven en condiciones de pobreza extrema.