MISIí“N CUMPLIDA


Poco después del funeral, una multitud de problemas comenzó a preocupar a la joven viuda, Marí­a Elena Martí­nez.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

¿Cómo les darí­a alimento, educación, vestido y techo a sus 3 hijitos? ¿Quién la sostendrí­a en los momentos de aflicción?

Con el camión viejo que le dejó su marido, se fue a las montañas a traer madera, la cual vendí­a en el mercado. Esta actividad, propia de un hombre, la convirtió en padre y madre a la vez.

Ahora, que ya es anciana, vive tranquilamente en su hermosa casa y en ocasiones se ve rodeada de un jardí­n de nietecitos. Cuando se siente sola, le dice a su esposo difunto: «Â¡Juan, he cumplido!

En el Cielo, Dios mira complacido la actitud de Marí­a Elena.