Un gran avance contra bombas de racimo


Gobiernos y organizaciones civiles saludaron hoy el acuerdo que prohí­be el uso de bombas de racimo, concluido en Dublí­n por más de cien paí­ses, esperando que presionará a paí­ses no firmantes, como Estados Unidos, a respetar la prohibición de esas terribles armas explosivas.


Tras diez dí­as de difí­ciles negociaciones, representantes de 111 paí­ses participantes en una conferencia en Dublí­n se pusieron de acuerdo ayer en un histórico documento que prohí­be las bombas de racimo, culpables de la muerte y mutilación de millares de civiles en el mundo.

La «Convención sobre las bombas con submuniciones», conocidas como bombas de racimo, prevé que cada Estado firmante «se comprometa a nunca emplear estas armas, bajo ninguna circunstancia».

Sin embargo, Estados Unidos, China, Rusia, India, Pakistán e Israel – que son los principales productores y utilizadores de este tipo de armas – no participaron en la conferencia de Dublí­n, que se inauguró el 19 de mayo, y no firmarán el documento.

El documento final será presentado oficialmente mañana en Dublí­n, y deberá ser sometido a la firma de los Estados en una ceremonia en Oslo el 2 y 3 de diciembre próximos, antes de su ratificación por el conjunto de paí­ses firmantes.

Gran Bretaña, Irlanda, Francia y otros paí­ses se congratularon del acuerdo contra las bombas de racimo, que disparan cientos de pequeñas bombas, con aspecto de latas de refrescos, y que pueden quedar activas sin estallar durante años.

El primer ministro británico, Gordon Brown – que presionó en favor de la firma del tratado, anunciando ayer que su paí­s eliminará su arsenal de esas armas para alentar a los otros paí­ses a hacer lo mismo – se declaró «encantado» del acuerdo.

La Convención contra las bombas de racimo constituye «un gran paso para volver el mundo un lugar más seguro», declaró Brown.

Francia, que habí­a anunciado hace unos dí­as la retirada «inmediata» de sus operaciones de «más del 90%» de su arsenal de armas con submuniciones, se congratuló también del tratado.

La convención «consagra nuestra determinación de acabar con el drama humanitario de las bombas con submuniciones», declaró en un comunicado el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner.

Irlanda calificó el tratado de «fuerte y ambicioso», Holanda de «histórico» y Austria de «etapa importante en el desarrollo de un derecho humanitario internacional».

Por su parte, el Comité internacional de la Cruz Roja (CICR) llamó a «todos los Estados a respaldar» una convención que significa que las bombas de racimo «no serán sólo moralmente inaceptables sino también ilegales».

Algunos diarios matizaron el alcance del acuerdo, recalcando en sus editoriales que el tratado no será firmado por los principales productores e utilizadores de estas armas, como Estados Unidos, Rusia, China e Israel.

El acuerdo «no es universal», destacó el Financial Times, mientras que el diario The Independent consideró que se trata de un «paso adelante, pero sólo un paso».

«Â¿Si los grandes ejércitos del planeta rehúsan limitar sus arsenales, de que servirá el tratado?», planteó el editorialista de The Independent.

El Financial Times señaló empero que «si un número creciente de gobiernos apoya el tratado, ello sugiere que las normas de guerra están cambiando».

La organización Handicap Internacional – que subraya que el 98% de las ví­ctimas causadas por las bombas racimo son civiles y, en muchos casos, niños – saludó la convención como «un gran avance».

Y la Coalición Contra las Submuniciones (Cluster Munition Coalition, CMC), que lidera las asociaciones que militan contra las bomba de racimo, indicó que aunque el texto del acuerdo es un «compromiso», el documento tiene «una fuerza increí­ble».