Un fascinante espectáculo creado por una de las estrellas de la danza contemporánea, Sidi Larbi Cherkaoui, con 17 monjes guerreros del templo Shaolin, se estrenó mudialmente ayer en Londres, antes de viajar a Roma, Aviñón (Francia), Berlín, Atenas, Barcelona y Madrid.
El bailarín y coreógrafo belga-marroquí ensayó «Sutra» en el recinto del milenario templo chino Shaolin, al pie de las montañas Songshan, en la provincia de Henan, centro de China, antes de traer la obra a teatro Sadler»s Wells, el templo de la danza contemporánea londinense.
Larbi, que desde niño adoraba el kung-fu y a Bruce Lee, ha combinado los gestos marciales de los monjes, sus saltos sobrehumanos, su increíble energía, con la vulnerabilidad lírica de sus propios movimientos, que evocan por momentos a Chaplin, y con la música melancólica de un piano y un violoncelo.
«Mágico, cautivante», tituló hoy el crítico del diario Evening Standard, saludando un espectáculo que dice que no se parece a nada visto antes.
Veintiún cajas de madera rústica, y una de aluminio, creadas para el espectáculo por el artista británico Anthony Gormley, componen la escenografía de «Sutra».
De esas cajas en forma de féretros los monjes con cabeza rapada – vestidos primero con sus sencillas vestimentas tradicionales y luego en trajes oscuros, occidentales – entran y salen, se suben, practican kung fu y taichi, luchan con espadas o palos, forman barreras, dominós, laberintos, barcazas, cementerios.
A base sólo de imágenes, la pieza evoca, a través de las evoluciones de los monjes, lo que está pasando en el Tíbet, en Birmania, en China. Evoca Tiananmen, Mao, la Gran Muralla, dictaduras, guerras, la Ciudad Prohibida, el milenario ejército de terracota de Xian.