SER MADRE, es el destino por excelencia de quienes nacidas hembras por bondad de Dios, llegan a su tiempo por voluntad propia y de varón a convertirse en mujer, para ser madres solteras o casadas, siempre dichosas, bienaventuradas en el acto supremo e imponderable del alumbramiento de otra vida traída al mundo.
La bienaventurada Virgen María, madre de El Señor Jesucristo el regalo inefable de Dios al mundo y a todo aquel que lo cree y recibe, estuvo a punto de ser madre soltera involuntariamente, cuando a José su desposado lo asaltó el pensamiento de dejarla en secreto; pero estando en sueño un ángel del cielo le dio la Palabra de Dios de no dejarla, y despertó para casarse con ella y ser el padre de Jesús.
Entre los humanos la hembra puede convertirse en madre soltera por descuido propio de su virginidad, al no ser advertida o preparada por sus padres de su cuidado, o por la violencia traumática de un varón que la hace mujer y pueda convertirla en madre irreflexivamente, y el responsable no honra su ser de «hombre» para llegar a ser marido y padre dignamente responsable del fruto de la aventura amorosa irreflexiva.
SER MADRE, es también alcanzar el peldaño más alto de la maternidad al llegar a ser SUEGRA Y ABUELA para perpetuar la especie y su propio linaje. Este fue el sentir del Señor Jesús siendo la representación pura de Dios, cuando dos días antes de las bodas de Cana en Galilea, como segundo paso inicial de su ministerio llegó a la casa de Simón, ahora llamado Pedro el Apóstol de Jesucristo, y halló postrada con fiebre a su suegra, madre de su esposa, la sanó y levantó, y ella lo recibió también en su corazón, le sirvió a él y sus cuatro discípulos la cena de la tarde, les dispuso aposento para dormir y preparó el desayuno del siguiente día. Así consagró el Señor Jesús el día y milagro de LAS SUEGRAS bendecidas también por Jesucristo al ser abuelas. ¿Y la mujer de Pedro qué?… ¿Se perdió la presencia de Jesús, el privilegio de escucharlo, seguirlo y servirle?… por no estar en su casa para el encuentro con el Señor Jesús.
El calificativo, concepto o significado que Dios dio a EVA la primera hembra humana en el mundo, fue de MUJER IDí“NEA, en todo el sentido de la Palabra al estilo del capítulo 31 de los Proverbios de Salomón, y el de madre de todos los vivientes. Adán el primer ser humano y varón en el mundo, le dio a EVA los calificativos de: «Varona,» «mi hueso,» «mi carne», y compañera por haber sido tomada de su propio cuerpo como materia prima en las manos de Dios, que les dio el espíritu de vida. Hechos varón y hembra jóvenes, no adolescentes, se consumaron marido y mujer, esposo y esposa, estableciendo que por esto ambos en la posteridad dejarían madre y padre para llegarse el uno al otro y ser una sola carne, y un mismo espíritu..
Adán dejó la soltería. Cambió indudablemente su estado de vida a más positivo con la ayuda de la mujer idónea, porque el amor edifica y construye el hogar y la familia; fueron solidarios en ponerse de acuerdo en proliferar, pues como dice la Sagrada Escritura: «Es verdad que en el Señor, no se puede hablar de varón sin la mujer, ni de la mujer sin el varón. Pues si Dios ha formado del hombre a la mujer, el hombre nace de la mujer, y ambos vienen de Dios» (I Corintios 11:11).