EL JARDíN DE LA MISERICORDIA


El maravilloso rosal plantado en el centro del amplio jardí­n de esa mansión señorial, parecí­a la obra maestra de algún renombrado pintor; tal era su infinita hermosura.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

El canto de las aves, el volar de las mariposas, la brisa que esparcí­a la fragancia natural y todo el encanto de ese pequeño paraí­so, asombraron a Carmen Garcí­a, de 7 años, que casi lloró de emoción.

Habí­a entrado a robarse una rosa, para llevársela a su madre gravemente enferma en el hospital público de Santiago, Chile, pero fue sorprendida en pleno acto por el acaudalado propietario del chalet.

Y la niña sólo pudo contarle su triste historia…

Y cuando salió de allí­ llevaba un inmenso ramo de bellas rosas y un nuevo amigo en su corazón.

UN PEQUEí‘O ACTO DE BONDAD PROVOCA GRANDES BENDICIONES