Las manifestaciones del Tíbet por su liberación de la opresión china, tienen causa justificada. Durante años han sido ocupados y expulsaron a su líder espiritual, el Dalai Lama, quien ha buscado los medios pacíficos que lo hicieron acreedor al Premio Nobel de la Paz y apoya los Juegos Olímpicos de Beijín. Pero no es muy casual que justo ahora salgan a relucir estas manifestaciones, que han existido por décadas y nunca les habían prestado tanta atención. Creo que hay otros actores del Tíbet y de la Comunidad Internacional interesados en señalar a China, y aprovechan la cobertura de los Juegos para que se vea esta situación a nivel mundial. Algunos gobiernos amenazaron con boicotear la ceremonia de apertura, pero con ello, lejos de ayudar a los tibetanos, los pone en una situación delicada, porque China no se dejará no coaccionar. Espero que la represión que viven no empeore y que mejor se unan a la hermandad que los Juegos Olímpicos piden para su celebración.