La muestra de grabados del pintor holandés Rembrandt van Rijn en el Museo del Canal de Panamá recibió a más de 10 mil visitantes en sus tres primeras semanas, un récord para los once años de historia de la institución.
«Es la exposición más numerosa en cuanto a número de visitantes que hemos tenido en los 11 años de historia que tiene el museo», contó íngeles Ramos, directora ejecutiva del Museo del Canal, ubicado en el fantástico casco antiguo de San Felipe, en un extremo de la capital panameña.
Autorretratos, escenas bíblicas, callejeras o de interiores, retratos de mendigos y de campesinos, paisajes y desnudos que data del siglo XVII comparten espacio en el museo con el espíritu de todos aquellos que participaron hasta 1914 en la construcción del Canal interocéanico.
La expectación generada por la llegada de la gira regional de obras de uno de los más grandes grabadores de la historia del arte, iniciada en Costa Rica, llevó a las autoridades del museo a abrir sus puertas a los visitantes en el feriado del 1 de mayo.
Según Ramos, los grabados del holandés, nacido el 15 de julio de 1606 en la localidad de Leiden, convocaron el 1 de mayo a más de mil personas, cifra nada desdeñable en esa zona del planeta.
La funcionaria se declaró muy satisfecha de haber podido traer la exposición a Panamá pues también cumple «una función social, ética y educativa» para una población que sólo puede contemplar a los grandes artistas cuando viaja al extranjero, algo al alcance de muy pocos panameños.
Para los que menos tienen, el Museo puso en marcha el proyecto «Hermanos solidarios», por el cual las escuelas de más recursos pagan las entradas para las menos favorecidas.
Asimismo, por medio del programa «Padrinos corporativos», las empresas pueden comprar entradas para distribuirlas en lugares más humildes.
«Nadie se va a quedar sin ver a Rembrandt si no quiere», aseguró Ramos.
La muestra «ha costado mucho dinero pues hay que pagar el alquiler a la Casa Rembrandt de ímsterdam -propietaria de las obras-, los seguros, el transporte» y además en euros, se lamentó la directora del museo, que contó en esta oportunidad con el patrocinio de la embajada de Holanda y de varias empresas holandesas que operan en Panamá.
En un país con un elevadísimo índice de humedad, el museo ha tenido que habilitar salas para conservar la obra en las condiciones óptimas, recordó.
La exposición, que estará abierta hasta el 8 de junio, ofrece también un vídeo sobre la vida del pintor, explicaciones técnicas sobre los grabados, un cronograma sobre Holanda, Panamá y el mundo durante la época en que vivió Rembrandt. También los más pequeños tienen con qué divertirse, como el taller para dibujar que se incluyó en la inciativa.
A Andrea Serrano, de 12 años, le gustó de los grabados que el autor «usó la textura pues se ve como si fuera real. Parece una fotografía», dice.
Emilia de Jaén es un poco mayor y para ella «es una oportunidad única para que los niños vivan la historia» del arte.
Una historia que ha permitido que los personajes de «La Ronda de Noche» o los vagabundos del «maestro de la luz» hayan dormido, por un tiempo, a escasos metros del Canal de Panamá, una de las mayores obras de la ingeniería moderna.