El título de este escrito suena alarmista y… es alarmista. Es necesario dar, por enésima vez, la alarma sobre lo que daña al planeta Tierra y en consecuencia, a los seres vivos que en él habitan incluyendo, naturalmente, al ser humano que está de paso por éste como un simple extranjero? como un simple peregrino en errática búsqueda de su verdadero hogar.
Nada de lo que hay en la Tierra pertenece a los seres humanos y, como seres invitados a pasar un fugaz momento sobre ella para conocer esta forma de vida (íšnicamente entre 60 u 80 años promedio), deberíamos haber respetado y cuidado con gratitud y esmero este paraíso ya devorado por la ingratitud, voracidad, codicia, avaricia y egoísmo del ser humano.
El calentamiento global está afectando a las regiones polares de la Tierra y esto a su vez afecta seriamente al resto de las condiciones climáticas del planeta, incluyendo la subida de los mares; cambios en las corrientes marinas terrestres y sus temperaturas y cambios drásticos en las corrientes y temperaturas de los vientos que circulan por toda la Tierra, cuyos efectos iniciales ya estamos viviendo en Guatemala.
Muchos países de primer mundo tienen bases científicas acantonadas en los dos polos del planeta desde hace varios años; esto a raíz de que el explorador noruego Roald Amudsen guió su expedición a la Antártica entre 1910 y 1912. Fue también el primero en llegar tanto al Polo Norte como al Polo Sur. El equilibrio de los polos es vital para el equilibrio climático de la Tierra.
Los exploradores modernos llevan equipo sumamente sofisticado para realizar sus mediciones, con la finalidad de observar el pasado, el presente y el futuro de la Tierra en términos geológicos. Las conclusiones no son muy optimistas para el ser humano. Será éste quien más sufra con los cambios que se aproximan en cuanto al comportamiento del clima y sus consecuencias. La Tierra, como se ha anunciado hace años en esta columna periodística, seguirá su rumbo alrededor del Sol en su paseo por el universo como lo que es: Un ser vivo, de acuerdo a la teoría biológica evolucionista Gea.
Es evidente el deshielo de las masas polares en este momento de la historia terrestre. Enormes bloques de hielo se han desprendido de las masas polares en los últimos años. Estos desprendimientos se han registrado en video y por medio de fotografías publicadas en los medios de comunicación mundiales.
El daño es severo y los esquimales ya confrontan problemas de supervivencia, tanto en cuanto a su hábitat convertido en enormes pantanos debido al derretimiento del «eterno» permafrost, como es conocida la tierra que se solidifica a temperaturas bajo el punto de congelamiento del agua (0 grados centígrados o 32 farenheit), como por hielos delgados que se rompen bajo el paso de sus trineos en donde siempre fue para ellos fácil su desplazamiento sin ese tipo de problemas.
Por los cambios de temperaturas en los mares, el alimento microscópico que nutre a peces y mamíferos marinos está desapareciendo de las costas polares y la caza, de donde desde siempre ha dependido su alimento, para los esquimales se vuelve cada vez más escasa.
Es necesario hacer conciencia individual en cuanto al uso y abuso de los recursos terrestres, si es que queremos amortiguar el impacto sobre las generaciones humanas no natas en el futuro. Cuidemos la Tierra, quizás aún pueda revertirse el proceso pero… con el concurso de todos.