Adelfo Zarazúa es un poeta y periodista guatemalteco que se vio obligado a exiliarse como consecuencia de la persecusión, amenazas de muerte y atentados que sufrió durante los gobiernos militares. Actualmente reside en Suecia. Creo que tiene alrededor de 20 años de vivir en aquel país nórdico. A continuación, una muestra de su poesía.
HUIR
Esta vez me iré en el instante justo
en que el sol se estrella contra el agua,
aprovechando también que es domingo
y que todo ha amanecido con un profundo perfume
a claveles tiernos.
Me iré (no sé si acaso alguna vez esté de regreso de nuevo,
sin traje, sin memoria y sin nombre), antes de que las nubes
que corren hacia el sur, me cubran con su sombra
y no me dejen pasar por el agujero de luz
que ha dejado el sol ahora en su alegre jugueteo.
Tal vez sea feliz dentro de la acuarela del cielo.
Acaso la música que brota de las ramas somnolientas
que se agitan con el airecillo de la tarde,
me acompañe.
Sucede que siempre he esperado este momento
desde que aborrecí caminar entre la muchedumbre
por calles asfaltadas, analizando problemas reales o imaginarios.
Y cuando penetré al círculo en donde mi vida fue lo mismo,
hasta sentarme a la mesa, eructar, bostezar,
dormitar en una almohada dura llena de recuerdos
y espiar por la ventana.
El mar está taciturno, cansado de estrellarse con las piedras
y recibir las cosquillas de las gaviotas
cuando pasean, como colegialas, saltando por la arena,
para volar también cuando el sol se quema al hundirse por la mitad.
Y entonces el mar se queda solo,
y es ahí cuando nos sentamos
a cotarnos nuestras penas.
Pienso que sería interesante
sorprender a una flor antes de dormirse,
y a una mariposa al desverstirse,
y sorber la miel ante que la abeja.
Y a la muerte asustarla por la espalda.
No he medido la distancia de lo lejos
porque puede estar muy cerca, sin saberlo.
Más con sólo caminar en la cuerda floja
de un espacio misterioso, se despierta mi curiosidad,
y mis ansias se acrecientan.
Esta vez me iré, y me duele no verme en tus ojos
como lo hago en ese poco de agua. Y mi corazón se aprieta
porque no logré lo que deseaba: bautizar al mundo en otra forma,
y no ver al chiquiillo con su cara llena de sorpresas,
sus manos de barro, y sus pies de hierba.
El dia se aleja lleno de tristeza,
y se lleva todo aquello que había sido construido,
se lo lleva en un carruaje dode se salen algunas cosas viejas.
Un pañuelo blanco se agita, también unos cabellos negros.
El dia se aleja, y las lágrimas son goterones de una lluvia
que se avecina aún cuando el sol brille todavía.
Si hubiera tiempo (?Acaso no lo hubo?)
para dejar trazado un plan concreto
que verdaderamente guie
a los que vienen tropezando en los caminos,
soñando, riendo y cantando.
Pero no: lo que a mi me queda lo he decidido ahora,
antes de que el dia se me escape,
decir adios, -!nunca!-, porque el adios es anticipo
de un regreso, y yo no quiero regresar si encuentro
la unión de mi alma con el cielo.
Esta vez me iré y ya el sol ha empezado a llamarme
para hundirme con él hasta que un dia resucite.
¿CARA O CRUZ?
Una gota de agua se desliza
inconsciente
hasta morir abrazada con otra
en la arena.
El pétalo cae de la flor
mientras que el viento sigue
y tu sonrisa ya no está en el espacio
que apenas me dejó el silencio.
Tu fantasma pasó junto al mio
en las calles polvorientas.
El pájaro vuela de algún sitio
para alcanzar la rama de un árbol cualquiera,
sacude sus alas y canta.
Cuando la araña teje con insistencia
su trampa mortal para cubrir libros y memorias,
retratos y cartas, el sol rojo se hunde
tras la montaña oscura,
y tus huellas todavía permanecen
por dónde un dia pasaste.
La llave sigue dando vueltas
en el mismo cerrojo
y tu sombra quiere penetrar al cuarto
donde, en el último instante,
una mariposa azul y verde salió tropezando
con el cristal de la ventana.
Enciendes la luz en vano
pero no quieres saber cuántas horas
o segundos te quedan de vida,
porque eso ha pasado a formar parte
de tu vientre, en donde pretendías acariciar
la historia aquella de un muchacho
que deseaba cambiar el mundo,
mientras que en las avenidas sudorosas de la ciudad,
alquien hacia llorar a una flauta.
El reloj se detendrá en tu mano
señalado la hora en punto.
Y tus sueños últimos
se cofundirán con tu respiración cansada,
aquella que atraviesa la noche y los continentes.
La verdad no está en la tierra porque huele a sangre.
¿Acaso lo sideral de tu presencia
sea lo último y eterno?
No es tu figura de sauce llorón
sino el viento suave que alivia los momentos
en que todo se detiene,
para dar paso a la angustia.
Abrazame
porque estamos
inconscientes,
incluidos
dentro de un semisueño,
haciendo de nuestros brazos las raíces
y de nuestras palabras las flores
que caen sin lastimarse.
Porque la Verdad no está sino en los dos
cuando construimos una vida ajena y menos bulliciosa,
separada apenas por dos cuerpos
y unida por una mirada,
POEMAS DE CORTA ESTANCIA
Aqui y ahora
Aqui y ahora, cerca de las mismas raíces
que se remueven en la tierra húmeda,
entre árboles viejos saturados de costras negras,
flores de dos pétalos, pies con olor a hojarasca.
Hundido en el color de las últimas horas,
pálido y sonriente, pesando, buscando, preguntando:
¿Es el aleteo de esa mariposa herida
la voz transformada en papel carbón
que el viento sacude?
¿Es acaso la falda de la tarde
que penetra en mis ojos secos…?
Aqui y ahora, sin una mano que se extienda,
caminando a ciegas hasta tocar el escalofrío del alma,
la rama que se encorva cuando escucha los pasos,
las piedras inmóviles y las gotas imprevistas de la lluvia.
Aquí y ahora, con la mano en la frente
preguntándome si estoy aquí y ahora.
Saber quien soy
Te miro de cerca,
como chiquillo que atisba por una ventana,
curioso, queriendo penetrar en tus ojos:
¿negros? ¿cafés? ¿azules?
¿o conjugación de la hierba con el sol y la noche?
Para saber quien eres te jalo las trenzas
y te aprieto los labios, como si fueras durazno tierno,
pero no puedo llegar a donde quiero…
porque respiras como el mar,
y en tus dientes uniformados estalla la espuma,
y en tus manos crispadas se mueve la tierra.
Al universo con amor
Tal vez has sido demasiado incomprendido
por esto todo está como lo ves,
o es porque tú eres un embrión de algo
que no ha germinado,
de todas maneras estoy aprendiendo a amarte
en los ojos de un niño que no ha nacido.
Tu rompes el pan
Tu rompes el pan con tus manos callosas
y lo repartes para el que está a tu lado derecho
y para el que está a tu lado izquierdo
y te quedas con hambre
pero observando sonriente a las estrellas.
Miedo al dia siguiente
Para el que tenga miedo al dia siguiente
y tema despertarse muerto,
o que todo lo que ama haya desaparecido,
yo lo digo que con el dia siguiente viene Dios
alumbrándose con el sol,
y que una hoja que cae en espiral al suelo,
es su carta de invitación
para que continúes andando.