Nunca como ahora en el panorama nacional la cuestión económica había sido tan importante y determinante, porque desafortunadamente el índice de precios y la expectativa mundial apuntan a que se vienen días verdaderamente negros sobre el consumidor guatemalteco y todos sabemos que los pueblos no tienen peor consejero que un estómago vacío. Y nadie puede dudar que vamos en el camino de tener muchos de ellos en los próximos meses porque los vaticinios siguen siendo negros.
Hay que empezar diciendo que el problema no es resultado de errores o mala gestión del Gobierno porque se trata de un fenómeno que se veía venir y que nos llega de más allá de nuestras fronteras contra el que poco podemos hacer. Pero ese poco que se puede y debe hacer tiene que ser bien hecho porque en condiciones tan críticas, cualquier error puede ser catastrófico.
Empezando por la política cambiaria del Banco de Guatemala, hay cuestiones que tienen que ser corregidas urgentemente. No puede ser que estemos pagando la factura petrolera a un 7.50 por el tipo de cambio apuntalado por la banca central, cuando podríamos estar pagando esa misma factura a seis quetzales o menos si dejaran que el mercado fijara el valor del dólar. Sólo con ello estamos hablando de casi un 20% que ya es mucho para lo que estamos sufriendo actualmente y es ingrato que para defender a unos cuantos exportadores, la banca central se gaste nuestro dinero manteniendo un precio artificial del dólar.
Cierto es que la banca central es autónoma, pero no puede en condiciones de crisis como las actuales ignorar las consecuencias de sus actos y es necesario que en la Junta Monetaria los delegados del Gobierno hagan algo para contener la insensata política que obliga a las autoridades a intervenir en el mercado cambiario cuando se producen bajas en el valor del dólar.
Y casos como éste son puntuales; son los que efectivamente demandan acciones claras porque si el problema es importado y tiene que ver con la caída del dólar en el mercado mundial, razón esencial del aumento de precios del petróleo, no vemos por qué nosotros nos vamos a poner la soga al cuello para hundirnos junto al dólar si el quetzal puede revaluarse por condiciones del mercado.
Si esas pocas acciones en nuestra mano no las aprovechamos, le haremos un perjuicio enorme al país.