Prevé mantener tasas de interés sin cambios


Imagen del Banco Central Europeo, en Francfort, Alemania.

El Banco Central Europeo (BCE) se apresta a mantener sus tasas de interés sin cambios en su reunión de polí­tica monetaria mañana en Atenas, a pesar de los tiempos difí­ciles que se anuncian para la economí­a de la Eurozona.


El consejo de gobernadores, que se reúne dos veces por año en la capital de un Estado miembro, celebrará su sesión esta vez en Grecia, unos dí­as después del anuncio del gobernador del Banco Central griego, Nicholas Garganas, de que dejará el cargo cuando expire su mandato, a mediados de junio.

Todos los economistas coinciden: la principal tasa directriz, que determina el nivel de crédito, permanecerá en 4%, su nivel desde junio de 2007.

El BCE «mantendrá el statu quo monetario hasta la pausa del verano» boreal, estimó Alexander Krí¼ger, del Bankhaus Lampe.

La inflación de la Eurozona sigue siendo superior a 3%, un nivel que molesta al BCE ya que supera su objetivo de una tasa ligeramente inferior al 2%.

El BCE teme sobre todo una disparada de los precios en caso de que se decreten aumentos salariales superiores a la productividad en varios de los 15 paí­ses de la Eurozona.

Aunque la fase de fuerte inflación dura más de lo previsto, el BCE sigue considerándola provisoria, a condición de que los socios sociales continúen siendo «razonables», como no se cansa de repetir.

Si esto no es así­, algunos pronostican una escalada incontrolable de los precios, perjudicial para el consumo y por ende para la economí­a, y el BCE no tendrí­a otra opción que ajustar las condiciones del crédito y subir sus tasas.

Pero frente al alza de los precios, que golpea sobre todo a los productos alimenticios básicos y los combustibles, los trabajadores consideran legí­timo exigir un aumento consecuente de su ingreso para compensar las pérdidas en el poder adquisitivo.

A raí­z de las amenazas de alza de las tasas agitadas recientemente por varios bancos centrales, es delicado predecir qué dirección tomará el próximo gesto del BCE.

La mayorí­a de los economistas sigue apostando no obstante por al menos un recorte de las tasas este año, probablemente en el último trimestre.

En los meses venideros, la salud de la economí­a será observada con lupa, argumentan. Las recientes estadí­sticas, como el í­ndice de los directores de compras (PMI) del sector de servicios, difundida ayer, confirmaron la tendencia a una desaceleración gradual.

«Mientras la caí­da en España se acentúa y Alemania y Francia pierden velocidad, prevemos una desaceleración importante del crecimiento (…) en los dos próximos trimestres», explicó Holger Schmieding, economista del Bank of America.

Por ahora, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, se muestra confiado. A fines de abril, consideraba que la economí­a deberí­a seguir hasta junio resistiendo a la crisis financiera y la desaceleración de la coyuntura mundial a raí­z de la tormenta «subprime» en Estados Unidos.

La principal tasa directriz estadounidense se halla en 2% tras varios recortes en los últimos meses, algunos de ellos espectaculares.

Mañana, Trichet se mostrarí­a igual de confiado, opinan los economistas, algunos de los cuales comienzan a criticar una visión demasiado rosa del futuro.

Pero debido a la inflación, aún no ha llegado la hora de que los bancos centrales den públicamente la voz de alarma. «Si el crecimiento se desacelera como prevemos, el BCE deberí­a flexibilizar su posición después de la pausa estival», subrayó el economista de Bank of America.