Subir los montes de piedad como opción


Un lugar en Washington DC anuncia su servicio de préstamos por empeñar objetos de oro, plata y electrodomésticos, negocios que actualmente prosperan por la crisis económica.

Las casas de empeño norteamericanas ven impulsadas sus actividades por la crisis económica que afecta a Estados Unidos, donde el incremento del precio del oro alienta a los ciudadanos de clase media a acudir con las joyas de la familia a los montes de piedad (casas de empeño).


«En tiempos de economí­a incierta más personas vienen a pedir un préstamo», afirmó Rick Sussman, dueño del local de préstamos pignoraticios más antiguo del estado de Maryland (este), fundado en 1919 en Baltimore.

«Vemos un grupo más grande de personas que se acerca. Cuando la economí­a va bien, se ven más que nada personas muy pobres, pero cuando la economí­a va mal, se ve también gente de clase media que viene a pedir dinero», añadió.

Pulidoras, equipos de música, pero más que nada joyas -debido a la disparada del precio del oro- son dejados de uno a tres meses en el monte de piedad a cambio de un préstamo cuyo interés varí­a según los estados: 5% en la capital, pero 20% en el vecino Maryland. Cuando los clientes no regresan a buscar sus pertenencias, los artí­culos son vendidos.

«Tenemos de todo», afirmó Sussman, cuya tienda vasta y ecléctica en Baltimore es frecuentada por una centena de clientes al dí­a.

«Nuestro lema es: si no tenemos un objeto, es que no existe», bromeó. «El importe medio de un préstamo es de 60 dólares, esto ayuda a pagar el alquiler, la factura de electricidad o la gasolina», indicó Dave Adelman, presidente de la organización profesional National Pawnbrokers Association, que reagrupa 2.400 casas de empeño.

«Muchos clientes justo necesitan un pequeño préstamo y rápido para acabar la semana», afirmó Jessica Caslani, de Crown Pawnbrokers, un negocio que ya lleva tres generaciones instalado en un zona popular de Washington.

«Lo más común es cuando vienen a causa del alza del precio de la gasolina», explicó.

Al mismo tiempo, el alza súbita de los precios del oro anima los depósitos de las joyas de familia: «el precio del oro es tan alto que mucha gente viene para dejar joyas», dijo Sussman.

La onza de oro de 24 quilates alcanzó 851 dólares la semana pasada contra 578 dólares dos años antes. La onza llegó a subir por encima de los mil dólares en marzo pasado.

Con los depósitos de artí­culos de oro que se acumulan, ciertas casas de empeño prefieren fundir esas sortijas, collares y demás para recuperar el valor, confió un prestamista que prefirió el anonimato.

En caso contrario las sortijas y las cadenas de oro se habrí­an quedado demasiado tiempo en el escaparate sin encontrar compradores debido a que son demasiado caras.

En Fresno (California), la casa Hock Shoppe recibió la visita de 10 o 20 nuevos clientes por dí­a en el último semestre.

Y a veces aparecen ofrecimientos por objetos poco ordinarios: el otro dí­a «me llamó una dama, querí­a saber si podí­a empeñar sus dientes postizos», indicó un empleado de Hock Shoppe.