La fiebre militarista se ha apoderado estos días de Rusia, donde se ultiman los preparativos para el monumental desfile del 9 de mayo que celebrará la grandeza del ejército ruso, en medio de tensiones con Abjasia, un territorio separatista pro ruso en la vecina Georgia.
En un de por sí espectacular ensayo general de la parada militar, unos 8 mil soldados y 200 vehículos, entre ellos varios tanques blindados, desfilaron hoy en la Plaza Roja, sobrevolada por unos treinta bombarderos, aviones de caza y helicópteros, en presencia del ministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov.
Por primera vez desde 1990, carros de combate, lanzamisiles y otros equipos pesados participarán en el desfile, que conmemora la victoria en la Segunda Guerra Mundial, tal como sucedía como en la época soviética, cuando éste servía de desmostración de fuerza ante potenciales «agresores imperialistas».
El desfile, que también es parte de las celebraciones de la investidura del nuevo presidente ruso Dmitri Medvedev, «es una demonstración de nuestra creciente capacidad de defensa», declaró hoy Vladimir Putin, en su último discurso ante los ministros como jefe de Estado, según imágenes de la televisión.
«Estamos en condiciones de defender a nuestro pueblo, nuestro Estado, nuestras riquezas y no dejaremos de hacerlo», subrayó Putin antes de agregar, sin embargo: «No amenazamos a nadie y no nos disponemos a hacerlo. No le imponemos nada a nadie».
No obstante mientras la policía cerró el paso en el centro de la capital para preparar la llegada de altas personalidades de todo el país, el diario popular Izvestia, indicó que las ceremonias de esta semana están claramente destinadas a mandar un mensaje al mundo.
El diario publicó una fotografía del sistema de lanzamisiles de 100 toneladas Topol-M, arma clave de la fuerza estratégica rusa, que será parte del desfile, para lo cual el pavimento de la Plaza Roja tuvo que ser reforzado.
El desfile «puede ser interpretado como prueba del renacer de nuestro ejército y de su poderío y una señal en dirección de nuestros socios de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que están mudando sus bases cerca de las frontera rusas», estimó Izvestia.
El comentarista político Yevgeny Volk estimó que con el desfile Putin también quiere dejar clara cuál debe ser la línea a seguir de su succesor.
Una fiebre militarista se apoderó de Rusia en los últimos días y la televisión pasa sin cesar reportajes sobre los preparativos del desfile mientras se agudiza la tensión entre Moscú y Tiflis acerca de Abjasia, donde furon enviados mil nuevos soldados rusos.
La guerra de nervios entre Rusia y Georgia alcanzó un punto álgido cuando oficiales de Abjasia, región separatista georgiana pro rusa, afirmaron ayer haber derribado dos aviones sin piloto georgianos.
Georgia negó categóricamente haber perdido cualquier avión espía, advirtiendo sin embargo que sus aviones sin piloto seguirán sobrevolando Abjasia, mientras Rusia la acusó de «hacer subir la tensión deliberadamente».
«La parte georgiana será responsable de las consecuencias», advirtió en un comunicado de la cancillería rusa.
La semana pasada Rusia aumento de 2.000 a 3.000 los efectivos de su fuerza de paz en Abjasia, considerada por Georgia como un apoyo a los separatistas, arguyendo la necesidad de proteger a los ciudadanos rusos en caso de conflicto armado entre abjasios y georgianos.
Abjasia, sobre la costa del Mar Negro, proclamó unilateralmente su independencia un día después de la caída de la Unión Soviética.