Cuando se habla del necesario aumento de ingresos para que el fisco pueda proporcionar los fondos que demanda el desarrollo social tan urgente en el país, es importante ver que no se trata sólo de elevar el monto de lo que se paga en impuestos, sino que de aumentar la cantidad de contribuyentes, tomando en cuenta que la economía informal es muy fuerte en nuestro país y que los que se dedican a la economía formal pero, además, evaden sus obligaciones tributarias son muchos.
Por ello parte del gran esfuerzo tiene que centrarse en hacer que paguen sus impuestos quienes actualmente sólo contribuyen de manera indirecta con el pago de impuestos tipo el del Valor Agregado, es decir, cuando realizan alguna compra o contratan algún servicio, puesto que al no aparecer como contribuyentes registrados en la SAT, esos miles de habitantes del país están haciendo que el peso de la recaudación siga cayendo en unos pocos.
Los asalariados son, sin duda alguna, los que peor están en estas condiciones porque ellos no pueden librarse del pago de los impuestos toda vez que su relación de dependencia les hace tener que cumplir fielmente su obligación tributaria. Pero el resto de la población tiene muchos mecanismos para evadir el pago de sus tributos y eso es lo que tiene que considerar la reforma fiscal porque no puede ser que se haga que los que ya pagan, los que siempre han sido contribuyentes, sean los que deban asumir nuevas cargas como consecuencia de la reforma propuesta.
Creemos que es fundamental que en Guatemala exista un gran acuerdo nacional, que primero es la obligación de pagar impuestos y luego el deber de exigir que se gaste bien. No podemos revertir las cosas y excusar nuestro incumplimiento tributario en que el dinero es mal empleado o que alguien se lo roba. Con esa mentalidad no llegamos a ningún lado y lamentablemente el país sufre por falta de recursos para invertir en el desarrollo. Paguemos nuestros impuestos y con toda la boca y el derecho que nos da ese cumplimiento de deberes, seamos estrictos para exigir honestidad y transparencia. Es más, no basta con exigir sino que debemos estar prestos para actuar cuando hay desmanes y cuando hay robos descarados porque no es posible que la impunidad sea la norma para proteger a los sinvergí¼enzas que se enriquecen en el ejercicio del poder.