América Latina tiene los recursos para enfrentar la crisis alimentaria que afecta al planeta, aunque se necesita voluntad política e inversión para que el campo vuelva a producir a «medio plazo», declaró el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Cherlton Brathwaite.
«América Latina va a salir mejor de la crisis (que otras regiones) porque tenemos los recursos para enfrentar los problemas: tenemos tierras buenas, agua, tecnología; lo que necesitamos es voluntad política para enfrentar el problema», explicó Brathwaite.
Lo más urgente ahora es consagrar más recursos a la agricultura y que se faciliten a los productores fertilizantes, semillas, agua y transporte para sus productos.
«Tenemos que organizarnos realmente para enfrentar este gran reto», aseguró el máximo responsable del IICA, antes de recordar que en países como Haití, la crisis alimentaria ha hecho rodar la cabeza del primer ministro.
Y puede que no sea el último, porque el problema en algunos países no es que los alimentos estén caros, es que simplemente escasean.
El fuerte aumento del consumo de países como China e India, que responden por el 30% del consumo mundial, el crecimiento de la población del planeta -cada año nacen 70 millones de personas-, la desviación de productos como el maíz para la producción de etanol y el estancamiento o disminución de la producción, explican esta crisis que se agudiza por la carestía del petróleo.
Para este jamaicano, el reto es «muy interesante», pues el Banco Mundial y otras instituciones vaticinan que la crisis que estamos viviendo va a persistir a medio plazo».
«Yo pienso que una vez que tengamos un incremento en la producción de países que no están produciendo en este momento, vamos a tener un nuevo balance entre la producción y la demanda y podremos posiblemente pensar en una bajada de los precios», dice Brathwaite, aunque eso no será inmediatamente.
Con el trigo, el maíz o la soja por las nubes suben los precios de la carne, la leche o los huevos, ya que la alimentación de los animales, a base principalmente de granos básicos, representa más del 70% de los costos de producción.
En estas circunstancias, el director general del IICA recomienda a los gobiernos de la región que den incentivos para fomentar el retorno de trabajadores.
«No se trata de «ruralizarse», sino de respetar y entender la importancia de lo rural», que es tan importante para el desarrollo integral de los países como el turismo o la construcción.
Si los países quieren garantizar la seguridad alimentaria, es necesario cambiar algunos «modelos adoptados en los últimos años», cuando muchos países dejaron de producir alimentos porque resultaba más barato comprarlos fuera, a menudo al amparo de las subvenciones que otorgan los países desarrollados al sector.
«Es un gran reto para los países para hacer del campo una fuente de empleo, de riqueza, así como fuente de alimentación y de material para la generación de energía», subraya.
Pero «no podemos usar maíz como base de producción de etanol porque estamos afectando la seguridad alimentaria», advierte.
En cambio, Brasil ofrece «un buen ejemplo de lo que es posible», utilizando la caña de azúcar para producir combustibles limpios, que también pueden obtenerse a base de biomasa, desechos agrícolas o palma africana.
Otro reto «fundamental para el futuro» es lograr una «alianza con el gobierno, sector privado y productores» para poder asegurar las cosechas ante amenazas como las plagas, cambios climáticos o huracanes, al igual que se ha hecho en países como España, México y se promueve en Brasil y República Dominicana.
Es necesario «desarrollar seguros en la agricultura, sobre todo para pequeños productores, para que tengan más certeza y confianza en su negocio».