Deseo iniciar una serie de escritos vinculados directamente al Derecho Internacional, la negociación, la diplomacia y el Protocolo no como herramienta sino como una ciencia activa, es decir debemos empezar por derivar entonces que el Protocolo es una herramienta de suma utilidad para la negociación política-diplomática que en definitiva hace exitosa la política exterior de un Estado.
De la negociación política se desprende la capacidad de un Estado para negociar Tratados Internacionales, para no meterme en complejidades dejo en el tintero el tema de la condicionalidad; si desea ser exitoso en la negociación política se hará necesario generar condicionalidades, sobre esto me habré de referir más adelante en otras entregas. Anteriormente escribí sobre los análisis de coyuntura que dependen de la estructura y estos a su vez nos muestran el camino para construir mapas políticos, los que a su vez nos llevan a la prospectiva, en la prospectiva habrá que aplicar la negociación para la movilización de actores, allí justamente, se utiliza la condicionalidad de la negociación que es parte de la concertación de los Tratados Internacionales.
El procedimiento para la realización de un Tratado Internacional comprende de varias etapas: la negociación, el proyecto, la redacción, la firma, la aprobación, la ratificación, el intercambio, el registro y la publicación. Es de hacer notar que el Derecho Internacional establece una serie de mecanismos posteriores a los mencionados y que conviene precisar, tales como la adopción del texto, autenticación, adhesión y reserva. Sobre esto me referiré en posteriores entregas, claro si alguno de los amables lectores se muestra interesado.
Conviene asimismo, separar de los equívocos recurrentes de los estudiosos del Derecho Internacional y de las Relaciones Internacionales vinculados al punto que intento tratar esta tarde; las declaraciones, los protocolos, las recomendaciones, no son Tratados, sino más bien son parte de los Tratados, así que conviene diferenciar los convenios, convenciones, tratados, acuerdos, protocolos, adendums, que repito no son lo mismo.
En futuras entregas también vinculadas al tema de esta tarde me referiré a otros asuntos vinculados a las relaciones internacionales y al Derecho Internacional, temas como la estilística diplomática y tratamientos apropiados: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿en dónde? habré de referirme o diferenciar los términos que recurrentemente escuchamos, Excelencia, Eminencia, Distinguido, Honorable y toda esa parafernalia que podría parecer carente de sentido pero que conforma toda una estructura que queramos o no forma parte del ceremonial diplomático, que por cierto no es lo mismo que protocolo.
Asimismo, intentaré paulatinamente generar desde esta columna algunos aportes o nociones básicas vinculadas desde el protocolo a la organización de eventos, ceremonial, programa, agenda, vocativos, vexilología, precedencias. Se hará necesario diferenciar etiqueta, protocolo, ceremonial y urbanismo que no es lo mismo.
Como verán, la columna no es una columna de consulta protocolar, ni mucho menos de temas que podrían parecer sutiles o intrascendentes. Mi objetivo final es el de despertar en usted el deseo porque se interese en una parte de la compleja estructura que sustenta la diplomacia y la negociación política, que aunque no queramos prevalece y es en definitiva útil para el éxito de una misión, como un Tratado.
Politólogo con orientación en Relaciones Internacionales y estudios de post grado en Política y Derecho Internacional.