Fed se apresta a reducir sus tasas, quizá por última vez


Un cliente utiliza un cajero automático en San Francisco, California. La Reserva Federal de nuevo podrí­a bajar sus tasas de interés, como última medida para detener la crisis subprime que afecta a Estados Unidos y al resto del planeta.

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se apresta a reducir su tasa rectora una vez más mañana, para contrarrestar la recesión y los analistas prevén que serí­a el último recorte, debido a las amenazas de inflación.


El Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) de la Fed se reúne hoy y mañana para reexaminar el nivel de su tasa rectora, actualmente fijada en 2,25%. La decisión será anunciada mañana. Pero los mercados ya han formado su opinión al respecto.

«El acontecimiento clave de la semana será la reunión del FOMC. Todo el mundo apuesta por un recorte de un cuarto de punto», estimó Marc Pado de Cantor Fitzgerald.

El banco central deberí­a seguir la misma lógica que ya lo llevó a reducir tasa en tres puntos porcentuales desde el tercer trimestre, estimando que el peligro principal es la amenaza de recesión.

Pero incluso si la bolsa recupera el aliento después de esta reunión, los últimos indicadores han revelado que la salida de la crisis es todaví­a una perspectiva lejana para la economí­a.

El sector inmobiliario continúan en pleno marasmo, las ventas de bienes duraderos bajaron en marzo por tercer mes consecutivo, y la moral de los consumidores acusó el golpe: su confianza cayó en marzo a su nivel más bajo en 26 años, lo que representa un mal augurio para el crecimiento.

Además, la semana que se anuncia traerá novedades poco alentadoras sobre el crecimiento, que podrí­a debilitarse mucho o incluso caer en números negativos en su primer trimestre.

«Dado que las cifras de crecimiento serán publicadas seis horas antes del comunicado del FOMC, cabe esperar que la Fed baje sus tasas», hace notar el economista independiente Joel Naroff.

«Pero teniendo en cuenta el debate sobre los precios de los alimentos, el comité puede justificar la posibilidad de una evaluación equilibrada de los riesgos, que reflexione a la vez sobre los temores de inflación y el crecimiento y haga dudar de futuras reducciones», añadió.

La inflación es, en efecto, la gran incógnita de la ecuación actual.

El banco central apostó a que la desaceleración acabará por matar las tensiones inflacionarias, pero ese escenario está demorando en concretarse.

Los precios al consumo volvieron a caer en marzo, y la inflación anual alcanza ahora a 4%. Hay pocas probabilidades de que la tendencia se invierta, cuando la cotización del petróleo coquetea con los 120 dólares por barril y la disparada de los precios alimentarios amenazan con una crisis mundial.

Por otra parte, los consumidores parecen dar por descontado un aumento duradero de la inflación. Según el í­ndice de confianza publicado el viernes por la universidad de Michigan, la expectativa de inflación pasó a 3,2% a fines de abril, contra 3,1% a comienzos del mes.

Esto es para la Fed una inquietud mayor, puesto que es muy difí­cil cambiar la opinión general sobre la inflación, y el comportamiento que ella acarrea.

También los mercados se preparan para leer las entrelí­neas del comunicado después de esta reunión, de que no habrá que contar con nuevas bajas de las tasas de interés.

Los mercados ya se han visto respaldados en esta opinión el jueves por un artí­culo del Wall Street Journal en el que se asegura que la Fed habí­a casi concluido su ciclo de flexibilización de tasas, en un artí­culo que «tení­a todo el aire de haber sido inspirado por un dirigente anónimo del banco central, o por fuentes muy próximas», observó Frederick Dickson de DA Davidson.

Para Dickson, una pausa tendrí­a otras ventajas: ayudarí­a a fortalecer o a estabilizar el dólar», bastante debilitado ante el euro y que tal actitud «serí­a lo correcto, habida cuenta de las fuerzas positivas que aparecen en el mercado de crédito», según él.