El tono subió hoy entre los empleados y la dirección de la refinería escocesa de Grangemouth en el segundo día de una huelga que obligó a cerrar un importante oleoducto, forzó a Escocia a importar combustible e impulsó el precio del crudo a nuevos récords.
Los mil 200 empleados de la refinería de Grangemouth, que pertenece al grupo británico Ineos, número tres mundial de la química, iniciaron ayer una huelga de dos días tras el fracaso de las negociaciones sobre su plan de jubilaciones.
El movimiento desencadenó el cierre del oleoducto de Forties, en la desembocadura del mar del Norte, que pertenece al gigante petrolero BP y transporta hasta 700 mil barriles por día para el mercado británico e internacional, lo cual generó temor a una escasez de carburante.
El oleoducto, que termina en el terminal de Kinneil, es alimentado en energía por la refinería de Ineos, y no puede funcionar sin la electricidad y el vapor que ésta le suministra.
Pese a los mensajes tranquilizadores de las autoridades, muchos automovilistas se volcaron este fin de semana a las estaciones de servicio para llenar sus tanques, particularmente en Escocia y en el norte de Inglaterra.
Algunas estaciones de servicio sufrieron escasez de carburante, y algunos negociantes poco escrupulosos aprovecharon para subir el precio del combustible.
El gobierno escocés anunció que 65 mil toneladas de carburante -esencialmente gasoil- llegarían desde varios puertos europeos, entre ellos los de Rotterdam y Amsterdam. Las primeras entregas estaban previstas para hoy.
El cierre de Forties contribuyó asimismo a impulsar los precios del crudo a nuevas marcas, en el contexto de un mercado ya muy nervioso.
El principal contrato de petróleo neoyorquino a futuro, el «light sweet crude» para entrega en junio, alcanzó hoy un nuevo récord histórico a 119,93 dólares el barril, acercándose un poco más al umbral psicológico de los 120 dólares.
En Londres, la cotización del barril de Brent del mar del Norte subió hoy a 117,51 dólares, no lejos de su propio récord de 117,56 dólares registrado el viernes.
Oil and Gas UK, organismo que defiende los intereses del sector petrolero en el Reino Unido, llamó al gobierno a actuar como intermediario para ayudar a resolver el conflicto. La organización estima que el cierre de Forties priva al país de 50 millones de libras (63 millones de euros) de ingresos petroleros por día.
El conflicto social cae en mal momento para el primer ministro Gordon Brown, ya que podría alimentar el descontento de la población a unos días de las elecciones locales, previstas para el próximo jueves.
Pese a los llamados a un acuerdo, sobre todo del ministro a cargo de la Energía, John Hutton, las dos partes no daban señales de reconciliación.
El sindicato británico Unite, en el origen del conflicto, publicó hoy anuncios en los periódicos escoceses para explicar su posición y pedir apoyo público.
«Nuestros miembros son acusados de codiciosos e irresponsables» pero «los trabajadores de Grangemouth se ven obligados a hacer huelga para defender su actual esquema de jubilaciones, que su enormemente rico empleador, Ineos, quiere cerrar», dijo el sindicalista Phil McNulty.