La Habana 7 de Abril del 2008-04-10


Myrna Eligia Torres Rivas, José Martí­, Tomo VI pagina 331- 21 Sept. 1875. Escenas mexicanas Revista.

Sr. Octavio Catalán,

Carta a Los Lectores

Diario La Hora,

Cd. De Guatemala,

Guatemala, C.A.

Señor Catalán;

LIBELA era el nombre de una moneda pequeña en la antigua Roma y para el poseedor era motivo de alegrí­a. Pero con estas mismas letras y en género masculino, o sea LIBELO, significa difamación, y el tener en las manos un libelo como el que usted escribió el dí­a 4 del presente mes, en esta sección a Los Lectores de La Hora, me produjo mucha pena ver cuánta bajeza oculta, puede esconder, a veces, tener un ser humano.

Su artí­culo-LIBELO me sugiere una pregunta.

¿Por qué siente tanto odio, tanto rencor guardado, contra los Torres Rivas, quizá, desde mucho tiempo atrás y ahora con motivo del artí­culo Ilusiones Socialistas… firmado diáfamente por mi hermano Edelberto Torres Rivas, usted descarga ese bajo sentimiento no contra él sino contra mi persona y mis hijos?

¡Sabe qué expresó el gran Maestro José Martí­ respecto de la crí­tica?

«Antes de impugnar, debe amarse al que nos dice rudamente la verdad» *

En cambio usted señor Octavio afirma que «Escribe esto de manera frí­a, después de superar la indignación a lo escrito por Edelberto Torres Rivas, en referencia a Cuba», y sus prioridades son dos, ganar «simpatí­as» por su defensa a la Revolución cubana y desembarazarse de su envidia.

Los datos de la trayectoria revolucionaria, del Dr. Machado Ventura, son verí­dicos y por esto lo felicito, pues sí­ es necesario que el pueblo de Guatemala sepa quién es este valiente y honesto revolucionario, actual vicepresidente de la República cubana. Pero no pasa de esto, no rebate ningún otro de los conceptos expresados en el artí­culo, y creo que lo evade o porque sabe que todo lo expuesto es cierto, ya que tanto los éxitos, los fracasos o errores de esta querida Revolución han sido publicados a lo largo de muchos años o porque su capacidad de análisis y expresión es limitada.

Algunas inexactitudes

Para confundir a los lectores guatemaltecos interesados en Cuba y su Revolución, usted da una serie de datos y destaca su quehacer «revolucionario» y comienza utilizando el segundo apellido de mi suegro, Catalán -que no es el suyo.

Ni usted, ni ningún miembro de su familia estuvieron presos, al llegar a Argentina, en 1954 ya que fueron detenidos solo los miembros del PGT (comunista) y usted no lo era.

Quiero rectificarle, aunque usted lo sabe muy bien, que yo vivo en La Habana, en una casa que me fue adjudicada, como trabajadora y que tanto mi difunto compañero, cubano y yo pagamos y compramos con el mismo sistema que lo han hecho todos los ciudadanos de este paí­s; por tanto tengo la propiedad de mi casa, a mi nombre, entregada por la Reforma Urbana, organismo pertinente para ese trámite.

Ni mis hijos ni yo tuvimos nunca un tratamiento especial, ni recibimos ninguna prebenda de ningún tipo. Es cierto, ellos recibieron una instrucción de calidad, y ambos se graduaron en la Universidad uno y el otro en el Instituto Politécnico José Antonio Echeverrí­a, y obtuvieron su tí­tulo, porque tienen talento y estudiaron, prueba de ello es que Ivo ganó una beca en la Universidad de Tulane, Nueva Orleáns, y fue propuesto para que impartiera clases allá y él NO aceptó, prefirió volver a nuestra América latina, a México, su patria.

Edel se quedó trabajando en México, también en dos Universidades. Cuando chicos estuvieron en becas, Ivo en la Escuela Lenin, por sus méritos, pues allí­ sólo unos pocos llegaban y él siempre dio la talla. Pero todo eso es natural en un paí­s socialista.

Ambos, ya graduados, y como «expresión de su libertad» -término utilizado por usted- decidieron marchar a Nicaragua para trabajar durante la Revolución sandinista, después marcharon a México su patria, donde ambos trabajan en Universidades y son muy valorados.

Toca, usted señor «octavio» en su acusación, un tema muy delicado y por el cual usted, si diera la cara, podrí­a ser enjuiciado y llevado a los tribunales, pues los acusa de «haber especulado con divisas en el mercado negro, que para su entender era una clara traición al Pueblo…..en una época tan difí­cil y catastrófica económicamente hablando, en la que cometieron el ilí­cito» por lo que debieron haber salido de Cuba «presos». Esto si es una canallada de su parte, porque si esto hubiera sido cierto y comprobado, el gobierno revolucionario, el Departamento América, no les habrí­a permitido que salieran hacia Nicaragua. Ivo salió en l982 y Edel en l987, los años de mayor holgura económica del paí­s, y todo cubano lo recuerda así­. ¿Serí­an esos los años que usted estaba «clandestino en Guatemala» o en algún otro paí­s?

Una última aclaración a tanto infundio, yo vivo en La Habana y cuando estuve ausente y viví­ en Nicaragua, Costa Rica, dejé esta casa, donde ahora habito, para la solidaridad, y en ella vivieron muchas personas de distintas nacionalidades durante dieciocho años y esto es bien conocido por el gobierno cubano. Y para finalizar le recuerdo que todo refrán encierra la sabidurí­a del pueblo, a través del tiempo y se viene a mi mente este que pudiera tener que ver con usted: «Piensa el ladrón que todos son de su condición», pues probablemente usted viva de la mentira, de la delación, por eso es que no da su nombre real y quizá por eso usted cree que yo vivo del nombre de dos hombres que fueron dignos, valientes, honestos, mi padre Edelberto Torres E. y el padre de mis hijos, Humberto Pineda Aldana, pero se equivocó y por eso cometió esta bajeza al escribir este libelo.

Myrna Eligia Torres Rivas