No puedo abrazarte… pero aunque sea verte


El dí­a empieza siempre desde temprano sobre todo para los pobladores de San Martí­n Jilotepeque, en Chimaltenango. Algunos se dirigen al campo, a arar la tierra, echar el fertilizante, cuidar la siembra, en fin, trabajo de campesinos. Otros en cambio, esperan en las colas afuera de uno de los bancos del sistema o locales comerciales, que ofrecen el servicio de enví­o de remesas, para recibir el dinero bien ganado, y la mayorí­a de veces sufrido, por uno de los familiares que se encuentran laborando en Estados Unidos.

Carlos Duarte
lahora@lahora.com.gt

«La tierra de las oportunidades» como muchos le llaman, en donde es posible encontrar un trabajo que pague bien, es cierto, en dólares, pero en donde también se sufre discriminación y persecución. Es el dinero que enví­a el padre, la madre, el hermano o hermana, el esposo o el novio, para que la familia pueda subsistir acá, para comprar el pan, los frijoles, los huevos o la leche, y así­ poder alimentar a los niños, y de paso ahorrar lo que queda para, talvez, montar un negocio y que regrese el ser querido quien se encuentra en tierras lejana, sufriendo penurias.

Pero aparte del servicio de enví­o de remesas para familiares de migrantes, ahora muchos locales incluyen también las videoconferencias, en donde a través de una conexión en Internet, es posible establecer contacto y visualizar a los seres queridos mientras se habla con ellos.

Este servicio se cobra en dólares pero es cancelado en el extranjero por parte del migrante, mientras que la familia guatemalteca no debe pagar nada por el servicio. El tiempo de duración de cada videoconferencia lo establecen los mismos familiares o el migrante. No es lo mismo que sentir la presencia en carne y hueso de ese ser que se ama y se extraña, pero por lo menos es mejor que nada más escuchar la voz de esa persona, a través de un aparato tan frí­o e impersonal, como lo es el teléfono.

Según un estudio realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se estima que unos 1,482,247 millones de inmigrantes guatemaltecos radican en el extranjero, de los cuales el 97.7 por ciento se encuentran en los Estados Unidos. Las remesas enviadas por guatemaltecos desde el exterior representan el 5% del producto interno bruto del paí­s y llegan a igualar al 30% de las exportaciones.

Según el Banco de Guatemala, las remesas alcanzaron el año pasado una cifras récord de 4 mil 128.4 millones de dólares, y superó en 518.19 millones a las percibidas en 2006, que fueron de 3 mil 609.81 millones de dólares