El Dalái Lama saludó hoy la oferta china para reabrir las negociaciones sobre Tíbet, después de seis semanas de crisis a lo largo de las cuales el jefe de los tibetanos exiliado en India multiplicó los llamamientos conciliadores con Pekín.
Es «un paso en la dirección correcta porque sólo los encuentros cara a cara pueden conducir a una solución del asunto tibetano», declaró a la AFP el principal consejero del Dalái lama, Tenzin Taklha.
China prevé reunirse en los próximos días con un representante del Dalái lama «en vista de las repetidas peticiones» del Premio Nobel de la Paz, anunció este viernes la agencia oficial China Nueva.
El diálogo lleva roto, oficialmente, desde hace menos de un año.
El entorno del Dalái lama y su gobierno exiliado en la localidad de Dharamsala, en el norte de la India, llevan negociando desde el 2002 con responsables chinos.
La posición de Pekín se «endureció» en 2006, según el jefe de los tibetanos en el exilio, y los últimos encuentros directos y oficiales se remontan a junio-julio de 2007.
«Estas negociaciones desde 2002 no han sido regulares. Es el momento para los dos bandos de reunirse regularmente para hallar soluciones a largo plazo», comentó Sujit Dutta, del Instituto de Estudios y Análisis sobre Defensa en Nueva Delhi.
A mediados de marzo, cuando las manifestaciones de protesta en Tíbet estaban en su momento álgido, Taklha no quiso decir a la AFP si había o no «contactos informales».
De todos modos el Dalái lama nunca ha cerrado la puerta del diálogo a China y durante las últimas semanas se ha mostrado muy conciliador con sus «hermanos y hermanas chinos».
Llegó incluso a expresar su deseo de reunirse en Pekín con el presidente Hu Jintao, una vez que hubiera concluido la crisis y bajo mediación internacional.
Pese a denunciar un «régimen de terror» chino que cometía una «especie de genocidio cultural» en Tíbet, este apóstol de la no violencia ha repetido hasta la saciedad que no reivindicaba la independencia, sino una simple autonomía para su país natal, de donde huyó en 1959 para refugiarse en la India a raíz del fracaso de una sublevación contra Pekín.
«Desde el inicio, el 10 de marzo, de las manifestaciones en Tíbet, Su Santidad ha realizado todos los esfuerzos posibles para acercarse a China y a su gobierno y espera que la cuestión tibetana se resuelva sólo a través del diálogo», recordó Taklha.
Frente al mayor movimiento tibetano en 20 años, este bonzo y político cauto de 72 años teme verse desbordado por una juventud tibetana amargada que exige la independencia en sus manifestaciones de Dharamsala y Nueva Delhi.
Más de 100.000 tibetanos viven en India, de los cuales la mayoría no ha pisado nunca Tíbet.
Hasta ahora China acusaba a «la camarilla del Dalái lama» de haber «fomentado» los disturbios en el Tíbet para «sabotear» los Juegos Olímpicos de agosto.
El Dalái lama siempre lo ha negado diciendo que «la superpotencia y vieja nación china merecía» los Juegos.
Pero el pueblo tibetano está resentido con la política china, por lo que «no existe alternativa al diálogo», consideró el portavoz del gobierno tibetano en el exilio, Thubten Samphel.