Los agricultores que resisten un alza de impuestos en Argentina reiniciarán en mayo sus protestas y bloqueos de rutas, anunció hoy uno de sus líderes, a raíz de que está a punto de fracasar una negociación con el Gobierno, al que hicieron tambalear con una huelga de 21 días.
«El 2 de mayo próximo vamos a estar en la ruta de nuevo. Trataremos de perjudicar lo menos posible al ciudadano común. El conflicto está empantanado», dijo a la prensa Alfredo de Angeli, dirigente de pequeños y medianos productores agropecuarios.
Frente a la nueva amenaza, el ministro de Justicia Aníbal Fernández dijo que «no se volverá atrás con las retenciones (impuestos a las exportaciones) móviles a la soja, el maíz, el trigo y el girasol», medida adoptada por el gobierno el 11 de marzo y que provocó la reacción de los agricultores.
La polémica decisión gubernamental consistió en fijar la tasa de los tributos en forma directamente proporcional al aumento de los precios internacionales, lo que provocó una airada reacción de los productores de soja, a los que se plegaron los de ganadería, lácteos, trigo y otros granos.
La frágil tregua comenzó esta semana a repercutir en los mercados, donde cayeron fuerte la Bolsa y los bonos, en tanto el peso se ha devaluado 0,50%, en medio de rumores de inestabilidad del ministro de Economía, Martín Lousteau.
Pero el foco de mayor malestar está en el campo, donde unos 300.000 agricultores afectaron con su huelga en marzo el comercio interno al bloquear rutas que unen grandes centros urbanos del país.
La puja está entablada entre el Gobierno y el campo por la renta de la soja, el principal producto exportable, cuya cosecha está valuada en 2008 en unos 24.000 millones de dólares, de los cuales unos 11.000 millones se adueña el Gobierno a través de los impuestos.
El conflicto derivó en una conmoción política y los agricultores pusieron en jaque por primera vez al gobierno de la presidenta peronista Cristina Kirchner, quien asumió en diciembre pasado.
La imagen del Gobierno ha sufrido «un desgaste muy pronunciado y ha cambiado el humor social», dijo el miércoles a radio Continental Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía.
El marido de la mandataria, el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), logró esta semana consagrarse como jefe del gubernamental Partido Justicialista (PJ, peronista) para estrechar filas, pero han aparecido grietas en un bloque de poder que fue monolítico.
«Hay mucha gente en el oficialismo que tiene miedo de decir lo que piensa», dijo el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires (la más poblada del país), Felipe Solá, hasta ahora un destacado alfil en el tablero kirchnerista.
Otros severos cuestionamientos al manejo del conflicto agrario y a la creciente inflación surgieron de otros líderes del PJ, como los gobernadores oficialistas de Chubut (sur), Mario das Neves, y el de Córdoba (centro), Juan Schiaretti.
Pero también economistas afines al Gobierno, como Eduardo Curia, entre otros, están planteando que el modelo económico necesita un ajuste que apunte a remediar la inflación, el mayor flagelo, que supera el 20% anual según las consultoras privadas, mientras que el Gobierno la mide menor al 10%.