La CIA, la Guerra Frí­a, los Proyectos de Desarrollo y los intereses norteamericanos en Guatemala (VI)


En una plática entre hermanos Elizabeth Lansing Dulles, sugirió el cambio de Rudolf Schoenfeld Embajador en Guatemala por otro menos convencional surgiendo Peurifoy, tras su éxito en Grecia. El General Beddell Smith seguí­a siendo el conducto hací­a Eisenhower, era subsecretario de Estado y conocí­a la CIA como la palma de sus manos, le podí­a decir al Presidente todos los dí­as cómo estaba el mundo y sus peligros.

Mario Castejón

La mayorí­a de las figuras clave de PB Success habí­an venido de la O.S.S origen de la CIA durante la II Guerra Mundial. Richard Bissell el asistente de Dulles era la excepción, un universitario egresado de Yale y M.I.T convocado por Tracy Barness abogado de Wall Street, también un ex O.S.S. Otro miembro de la O.S.S. Frank Wiessner se integró al equipo y Dulles pensó en Howard E. Hunt como Encargado Polí­tico de la Operación. También se integraron David Atlee Phillips, Jacob Jack Esterline y David Sánchez Morales, los Jefes de Misión en Centro América complementaban los cuadros: Wí­thing Willauer un antiguo miembro de los Tigres Voladores fue enviado como Embajador a Honduras donde se concentraban los hombres de Castillo Armas y el apoyo aéreo; Michael Mc. Dermott a El Salvador; Tomas Whelan a Nicaragua y Robert Hill a Costa Rica. El Coronel J.C. King jefe de la División del Hemisferio Norte formaba parte del equipo original así­ como Jhon Doherty jefe de Estación de la CIA en Guatemala.

PB Success recibió soporte de todo tipo: personal de apoyo administrativo, acceso a proveedores, comunicaciones, agentes encubiertos e incluso autoridad para requisar fondos confidenciales; De entrada Dulles recibió tres millones de dólares. Peurifoy coordinaba con Beddell Smith las instrucciones que le eran entregadas a mano mientras se moví­an entre Guatemala y Washington. En una de sus visitas a la Casa Blanca en abril de 1954 habló a los periodistas comentando que las invitaciones para la fiesta del 4 de julio estaban ya impresas y en la lista no figuraba ninguno de los miembros del actual Gobierno, aludiendo a que no estarí­an en funciones, Arbenz sabí­a que la invasión era inevitable cuando el 25 de marzo de 1953 envió al Canciller Toriello a tratar de detenerla, Toriello sugirió una Comisión Neutral para arbitrar el asunto con la UFCO. Esa solución no funcionaba, el problema de fondo no era la UFCO, la crisis era el resultado de una estrategia polí­tica en la que Guatemala jugaba en el lado equivocado y ya era tarde. A sabiendas de una negativa del Gobierno, el Departamento de Estado habló de un resarcimiento de 15 millones 854,849 dólares, por las tierras expropiadas en el Pací­fico. El Gobierno ofreció pagar 6 millones basado en las declaraciones de impuestos de la UFCO y ahí­ murió.

Mientras tanto la incertidumbre y las expectativas habí­an venido creciendo en la capital. Todos los dí­as aparecí­an pintas con el número 32 , el Articulo de la Constitución que prohibí­a los partidos polí­ticos internacionales con dedicatoria al PGT, el Partido Comunista legalizado desde 1952. La difusión de una Carta Pastoral del Arzobispo Monseñor Mariano Rossell y Arellano alertando contra el comunismo en abril de 1953, aumentó más la tensión.

En el interior la agitación era motivada por la Reforma Agraria que provocó distintos enfrentamientos y más de un hecho de violencia. El amparo que la Corte Suprema de Justicia otorgó al agricultor Ernesto Leal Pérez cuya finca habí­a sido expropiada, enfrentó al Gobierno contra el máximo Tribunal que con eso descalificaba la Reforma el Decreto 900. Tres Magistrados de la Corte fueron suspendidos por el Congreso cuando su proceder a todas luces habí­a sido apegado a derecho.

El arribo del Alfhem con armas procedentes de Checoslovaquia etiquetadas como «material óptico» fue la chispa final. Peurifoy hábilmente esparcí­a rumores entre los altos oficiales del Ejercito asegurando que iban dirigidas a las Milicias Populares que sustituirí­an al Ejército, eran dos mil toneladas de remanentes de guerra que fueron manifestados a Dakar ífrica, mientras agentes comunistas sobornaban al capitán. Un agente de la CIA pasó desde Parí­s un mensaje en código corroborando que la carga eran armas compradas a Checoslovaquia con el visto bueno de la URSS, En la compra intervinieron el Capitán Alfonso Martí­nez Estévez y el Dirigente del Partido Comunista José Manuel Fortuny. Como en una pelí­cula de suspenso el barco evadió el seguimiento en alta mar y arribó a Puerto Barrios el 17 de mayo. Como respuesta la Casa Blanca montó el 7 de junio la Operación Hard Rock Baker, un bloqueo marí­timo con 5 barcos de asalto un portaaviones y un batallón de marines.

La invasión principió el 18 de junio en un lugar fronterizo con Honduras conocido como El Florido, las fuerzas iniciales fueron alrededor de 200 hombres. Lo que sucedió después se debió a tres factores: la audaz intervención de Peurifoy evitando que el Ejercito actuara unificado, la presencia de la llamada radio Liberación que transmití­a en onda corta una mezcla de noticias, música popular y propaganda que magnificaba los hechos y por último el efecto psicológico de la aviación. La Fuerza Aérea de Guatemala sólo contaba con algunos AT6 de entrenamiento y unos cuantos P26 A y Ryan STM ya obsoletos. Los aviones de la Liberación eran aviones de caza F47 y P38 usados en la II Guerra Mundial pocos años atrás.

El 8 de junio Ví­ctor Manuel Gutiérrez secretario de la Confederación de Trabajadores de Guatemala instó a obreros y campesinos a movilizarse para la defensa, un argumento venido del cielo para acrecentar la división dentro del Ejercito. (continuará)