El presidente del grupo surcoreano Samsung, Lee Kun-Hee, fue inculpado ayer por abuso de confianza y evasión fiscal en un nuevo escándalo de corrupción que sacude uno de los «chaebol», los poderosos conglomerados familiares surcoreanos cuyos jefes gozaron de impunidad durante mucho tiempo.
Lee Kun-Hee, de 66 años, permanecerá en libertad hasta la celebración del juicio, al igual que sus nueve co-acusados, anunciaron los fiscales a cargo del caso.
Esta medida de clemencia fue aceptada porque las personas demandadas reconocieron la mayoría de las acusaciones en su contra y los magistrados tuvieron en cuenta su «impacto negativo para nuestra economía».
La justicia sospecha que Lee Kun-Hee transfirió dinero ilegalmente a su hijo y heredero, Lee Jae-Yong, también dirigente de Samsung.