Complicadas elecciones paraguayas


Unos paraguayos observa el debate de candidatos a la presidencia por la televisión. Las elecciones en ese paí­s lucen reñidas, con posibilidades para tres candidatos.

Un ex obispo católico progresista y un militar golpista de derecha amenazan con desalojar al Partido Colorado del gobierno tras 60 años en el poder en las elecciones del domingo, a las que concurre con Blanca Ovelar, primera candidata mujer de Paraguay.


El ex obispo Fernando Lugo, de 56 años, candidato por la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), y el general retirado Lino Oviedo, de 64, por el partido Unión Nacional de Ciudadanos í‰ticos (Unace), dejaron tercera en los sondeos -aunque muy cerca- a Blanca Ovelar, de 50 años.

Las preferencias, conforme a un último sondeo, señalan que Lugo -castigado con la suspensión «a divinis» por el Vaticano por abandonar sus hábitos para postularse- figura a la cabeza con 34%, seguido muy de cerca por Oviedo con 29% y Ovelar con 28%. Cuarto y lejos figura el empresario Pedro Fadul, de «Patria Querida», con 4%.

Los gigantes Argentina y Brasil depositaron sus ojos en su vecino humilde y mediterráneo tras una campaña proselitista que hizo mención a los «irrisorios» precios que pagan por la energí­a hidroeléctrica que les provee.

El temor por un giro «a la boliviana» en las relaciones intervecinales (por la posibilidad de que al próximo gobernante se le ocurra aumentar tarifas como hizo el boliviano Evo Morales con el gas) concitó atención internacional hacia este casi olvidado paí­s del centro de Sudamérica.

La prensa sigue de cerca a Lugo, ex obispo izquierdista –al que algunos medios apodaron «alborotador de gallineros»– que prometió «exigir» la renegociación del tratado de la represa binacional de Itaipú con Brasil.

Se trata del acuerdo firmado en 1973 por los dictadores Alfredo Stroessner y Garrastazú Medici por el cual se construyó la represa hidroeléctrica más grande del mundo sobre el caudaloso rí­o Paraná limí­trofe.

En cuanto al llamado «general golpista» Lino Oviedo, tiene en su pasado el haber derrocado al otrora todopoderoso Alfredo Stroessner en la madrugada del 3 de febrero de 1989, tras 35 años de dictadura.

Posteriormente fue acusado de otra intentona golpista en 1996, por lo cual se vio impedido de continuar la carrera presidencialista en 1998 a 2 meses de unas elecciones en las que figuraba con chances.

Su compañero de fórmula de entonces, Raúl Cubas, tomó la posta y venció con 54% de los votos, pero fue derrocado a los 7 meses de asumir tras el asesinato de su vicepresidente Luis Marí­a Argaña, y de siete manifestantes anti-oviedistas dos dí­as más tarde.

Oviedo logró fugarse a Argentina y Brasil tras ser acusado de los crí­menes, pero regresó en 2004 y fue detenido.

El ex general estuvo preso hasta septiembre de 2007, cuando resultó absuelto tras un cambio de autoridades de la justicia, por lo cual pudo presentarse a las actuales elecciones.

Por su parte, la oficialista Blanca Ovelar fue ministra de Educación de los gobiernos de Luis González Macchi (designado por la Corte para suceder a Cubas) y del actual presidente -y mentor- Nicanor Duarte.

Unos 3.000.000 de paraguayos están habilitados para votar, del total de poco más de 6.000.000 de habitantes.

Jorge Acosta, director de los registros electorales, estimó que habrá una alta participación, del orden de 72%.

La oposición alertó a los observadores extranjeros por la posibilidad de fraude, denunciando la detección de numerosos difuntos en los listados de votantes.

Juan Manuel Morales, director de las elecciones, desmintió la versión de fraude, si bien admitió la existencia de difuntos en el padrón electoral. Pese a esto, la Corte Electoral paraguaya asegura que las elecciones serán «absolutamente transparentes».

Morales anunció que la misión de 70 observadores de la OEA, encabezada por la ex canciller de Colombia Ema Mejí­a, tendrá autorización para la supervisión de los comicios.