A un año de la peor matanza en una universidad estadounidense, sobrevivientes y familiares de las víctimas conmemoraron ayer la tragedia de Virginia Tech, donde el 16 de abril de 2007 un estudiante desequilibrado abrió fuego y mató a 32 alumnos y profesores.
Ese día, el joven surcoreano Cho Seung-hui fue hasta un dormitorio de la universidad y mató a dos estudiantes, luego irrumpió en las aulas del edificio Norris Hall para disparar indiscriminadamente en las aulas, donde dejó a otros 25 alumnos y cinco profesores muertos antes de suicidarse.
Estudiantes, docentes, familiares y allegados a las víctimas, muchos llorando desconsoladamente, se juntaron el miércoles por la mañana en la explanada central del campus universitario donde el memorial que recuerda los nombres de los 27 estudiantes y los cinco profesores asesinados en placas de granito estaba cubierto de flores blancas, recuerdos y pequeñas esquelas.
«Ha pasado un año lectivo entero desde los desgarradores hechos que hoy conmemoramos», dijo el decano de la universidad, Charles Steger, a los asistentes reunidos a pocos metros del Norris Hall, edificio donde fue perpetrada la masacre.
«Aunque el tiempo ha ayudado en varias formas, permanecemos profunda y sinceramente entristecidos por los sucesos de ese trágico día. Ni el calor del verano ni los vientos invernales han aliviado nuestro dolor», aseguró.
«Y si bien tantas veces hemos buscado consuelo entre nosotros en estos meses, correspondía reunirnos hoy para apoyarnos mutuamente una vez más y recordar a quienes perdieron la vida y a quienes sus vidas cambiaron para siempre el 16 de abril», puntualizó Steger.
El director del Departamento de Bellas Artes de Virginia Tech, Tony Disler, y una delegada estudiantil, Karen Cronin, leyeron los nombres de las 32 víctimas, de las que dieron sendas pequeñas descripciones.
Henry J. Lee, «el muchacho de gran sonrisa y cómico en su forma de ser»; Maxine Shelly Turner, «Max, a quien le encantaba bailar swing, el Tae-kwon-do, los deberes, el violín y hablarse a sí misma cuando jugaba a Zelda, su videojuego favorito».
Algunos de los que escaparon a la matanza, que lograron sobrevivir haciéndose los muertos, estaban presentes en la ceremonia y también fueron objeto de honores.
El gobernador de Virginia (este), Tim Kaine, también lamentó los hechos: «El mundo fue engañado el 16 de abril de hace un año», dijo.
«Engañado por los acontecimientos que seguramente hubieran generado estas extraordinarias vidas. Sus vidas fueron demasiado cortas para todas las promesas y cosas buenas que traían consigo», estimó Kaine.
En sendos comunicados, los tres aspirantes a la Casa Blanca expresaron sus condolencias y «tristeza». «Un año después, es tiempo de reflexionar sobre los medios para prevenir esta violencia», dijo en particular el aspirante a la candidatura demócrata Barack Obama.
Para esta jornada de conmemoración, las clases fueron suspendidas en el campus para permitirle a sus 29.000 estudiantes asistir a las diferentes actividades organizadas con ese fin: una exposición fotográfica, la proyección de una película, un partido de softball, y finalmente una ceremonia con velas al anochecer.
Las medidas de seguridad fueron considerablemente reforzadas en el recinto universitario, al igual que un seguimiento sicológico de los estudiantes para asegurarse de que ningún desequilibrado pase desapercibido a sus controles, como en el caso del asesino del 16 de abril de 2007.