Papa quiere renovar diálogo con judí­os


Miles se sientan y escuchan como el Papa Benedicto XVI da la misa en el Parque de Nacionalistas en Washington DC, el 17 de abril de 2008. El Papa Benedicto XVI impulsó a Católicos estadounidenses a renovar su fe y condenó el abuso sexual

El Papa Benedicto XVI ha hecho figurar en su agenda en Estados Unidos dos encuentros con la comunidad judí­a, en Washington y Nueva York, con la intención de cerrar una polémica provocada por una oración católica que llama a la conversión de los judí­os.


El Papa Benedicto XVI celebra la misa en el Estadio de Nacionalistas en Washington DC, sobre Abril17, 2008. El Papa impulsó a Católicos estadounidenses a renovar su fe y condenó el abuso sexual

El jueves, tercer dí­a de la visita del Papa a Estados Unidos, Benedicto XVI hablará con representantes de la comunidad judí­a tras un encuentro interreligioso en el centro cultural Juan Pablo II en Washington, para un dí­a después visitar una sinagoga en Nueva York.

Esta serí­a la segunda vez que el Papa alemán vaya a una sinagoga.

Las dos actividades fueron incluidas en la agenda a pedido del Vaticano, para intentar «expresar un mensaje de buena voluntad hacia la comunidad judí­a cuando se prepara para su Pascua», indicó David Malloy, coordinador estadounidense de la visita.

Estos encuentros son vistos como un ejercicio de relaciones públicas, en momentos en que los nexos entre la Iglesia Católica y los judí­os se han visto perturbados desde que Benedicto XVI rehusó eliminar la antigua «oración de los judí­os» en latí­n.

En esa oración se pide a Dios que «quite el velo de los corazones a los judí­os» y «no niegue su misericordia incluso a los judí­os» para que se curen de su «ceguera» y puedan aceptar a Jesucristo «y ser liberados de su oscuridad».

La oración formaba parte de la misa de Viernes Santo del rito latino abandonado por la Iglesia tras la celebración del Concilio Vaticano II, pero fue recuperada por Benedicto XVI en una concesión hacia los católicos más tradicionalistas.

«Hubo mucha alarma en la comunidad judí­a cuando Benedicto fue elegido hace tres años, porque sentí­an que Juan Pablo II fue un gran amigo y no estaban seguros de lo que harí­a el nuevo papa», indicó a la AFP el analista John Allen.

«Ha habido buenos momentos, pero otros movidos, como recientemente con la controversia por la «oración de los judí­os»», agregó.

El Papa, que inició su visita a Estados Unidos el martes, cuando fue recibido en la base aérea Andrews por el presidente George W. Bush y su esposa Laura, un hecho excepcional, asistió el miércoles a una audiencia con el mandatario en la Casa Blanca y visitó el santuario de la Inmaculada Concepción en Washington.

Durante la jornada del miércoles, Benedicto XVI fustigó «la pornografí­a y violencia» omnipresente en la sociedad norteamericana, lo que a su juicio avivó el escándalo de curas pedófilos, al tiempo que amonestó a los obispos por haber «gestionado muy mal algunas veces» el caso.

En la reunión con Bush, el Papa pidió apoyar «los esfuerzos pacientes de diplomacia internacional para resolver conflictos y promover el progreso», con la guerra en Irak en su sexto año y el aumento de la tensión estadounidense con Irán.

Asimismo, Bush y Benedicto XVI abogaron por «una polí­tica de inmigración coordinada» con América Latina, «especialmente su trato humano y el bienestar de sus familiares».

La gran mayorí­a de los inmigrantes en Estados Unidos son de origen latinoamericano y católicos.

También ambos lí­deres expresaron su esperanza en que se alcance la paz en Medio Oriente, con un Estado palestino que conviva con Israel, y su preocupación por el sufrimiento de la minorí­a cristiana de Irak.

Esta es la novena visita de un papa a este paí­s.

En Nueva York, Benedicto XVI pronunciará el viernes un discurso ante las Naciones Unidas y visitará el sitio de los atentados de setiembre de 2001, Ground Zero.

Estados Unidos cuenta con 70 millones de católicos, un cuarto de su población.

Inicia misa


El Papa Benedicto XVI urgió hoy a los católicos estadounidenses a renovar su fe y condenó el «trágico» abuso sexual de niños por parte de sacerdotes, al celebrar una misa ante decenas de miles de fieles, en un estadio de béisbol de Washington.

El pontí­fice fue recibido por un rugido entusiasta de la multitud de 48 mil personas y la música de cuatro coros liderados por el tenor Plácido Domingo, a su llegada al estadio de los Nationals, en Washington, en un «papamóvil» cerrado.

Los fieles habí­an llegado desde el alba a las puertas del flamante estadio, inaugurado el mes pasado y convertido en catedral para la primera misa que celebrará Benedicto XVI en sus seis dí­as de visita a Estados Unidos.

Bajo un brillante sol primaveral, el Papa llamó a un nuevo espí­ritu de la evangelización entre los fieles para responder a la «creciente cultura secular y materialista» en Estados Unidos.

En cuanto al escándalo por los curas pedófilos, que sacudió a la Iglesia estadounidense en las últimas décadas, el pontí­fice señaló: «Ninguna palabra mí­a podrí­a describir el dolor y el daño infligidos por este abuso».

Pero la Iglesia está corrigiendo su accionar, insistió Benedicto XVI, al encarar «honesta y justamente esta situación trágica y para asegurarse que los niños (…) puedan crecer en un entorno seguro».

La Iglesia Católica estadounidense sufrió su peor crisis en dos siglos en 2002, cuando el arzobispo de Boston confesó que habí­a protegido a un sacerdote que habí­a abusado de jóvenes miembros de su parroquia, abriendo la compuerta a miles de denuncias de casos similares de abuso en las décadas anteriores en el paí­s.

«No he seguido todos los temas controvertidos. Solo creo que es fabuloso que esté aquí­», dijo Carolyn Hodgson, una estudiante de 17 años de Potomac.

Su amiga Jenna Hartin estimó que la misa era «una oportunidad que se da una vez en la vida» para ver al sucesor de Juan Pablo II.

Benedicto XVI, que cumplió 81 años el miércoles, celebrará otra misa el domingo en el estadio de los Yankees en Nueva York, ante 55.000 personas, una multitud sin embargo modesta comparada con las inmensas multitudes que atraí­a su predecesor, Juan Pablo II.

Es la primera visita de Benedicto XVI a Estados Unidos desde que fue elegido hace tres años.