Recuperan obra de Rembrandt robada de hotel


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No fue un robo audaz perpetrado por ladrones que burlaron las alarmas de alta tecnologí­a de un museo para alzarse con una obra maestra. Fue un hurto realizado con ayuda de uno o dos cómplices, y la obra en cuestión era un boceto de 28 por 15 centí­metros (11 por seis pulgadas).

Por THOMAS WATKINS
LOS ANGELES / Agencia AP

Lo importante era la firma en la obra de arte: Rembrandt.

Las autoridades dijeron el martes que recuperaron el boceto del maestro holandés, sustraí­do durante el fin de semana de una exhibición privada en un hotel de California mientras el curador estaba hablando con alguien que parecí­a interesado en adquirir otra obra.

«Cuando el curador se volvió otra vez hacia el Rembrandt, habí­a desaparecido», dijo el vocero de la comisarí­a de Los íngeles, Steve Whitmore. No estaba claro si la persona que hablaba con el curador tení­a relación con el hecho. Según Whitmore, por lo menos dos personas participaron del robo.

Las autoridades no revelaron más detalles, y los pedidos de declaraciones no recibieron respuesta.

El boceto de Rembrandt, valorado en 250.000 dólares, era parte de una exposición privada en el hotel Ritz-Carlton de la comunidad costera de Marina del Rey.

Se exhibí­a en un atril de madera y no estaba sujeto, dijo Whitmore.

El vocero calificó el robo de hábil, «pero no lo suficientemente hábil para salirse con la suya». Agregó que los investigadores contaban con pistas firmes y escenas filmadas por las cámaras de vigilancia del hotel.

El dibujo, llamado «El juicio», data de 1655 y lleva la firma de Rembrand van Rijn en el reverso. Las obras del renombrado artista holandés son un blanco frecuente de los ladrones de arte.

«Rembrandt es un nombre que los criminales conocen o deberí­an conocer», dijo Chris Marinello, director ejecutivo de Art Loss Register, una base de datos internacional de obras de arte robadas, con sede en Londres. «Cuando ven una obra de él, ven el signo dólar».

Añadió que probablemente fue un delito aprovechando la oportunidad, no una operación ordenada por un misterioso jefe criminal poseedor de una colección de arte privada como suelen mostrar las pelí­culas.