Empiezo preguntándole al lector si se encuentra satisfecho con la labor que de un tiempo a esta parte viene realizando nuestro Organismo Legislativo. Por lo general, cuando hago lo mismo en cualquier círculo social, de negocios o actividades, la respuesta es un NO rotundo. De ahí que insista en decir ¿por qué entonces más de doce millones de indiferentes habitantes seguimos dejando que la casta política nacional continúe imponiendo su interesada voluntad por mantener 158 diputados en el Congreso, cuando todos sabemos que con 60 bastan y sobran? ¿Quién no sabe que es contradictorio sostener este organismo en un país tan pobre y necesitado como el nuestro?
Pero pasan los días, años, gobiernos y partidos políticos en la misma flor floreada. No hay semana que dejen de sorprender a la población con sus clavos, privilegios y ventajas, siguen tirando cuantiosas cifras de dinero a la basura por sostener un Congreso cada vez más improductivo, ineficaz, digno de los más grandes reproches a lo que tanto insistimos en darle el nombre de «democracia». Las últimas informaciones indican que andando el país literalmente por las cuatro esquinas, el Congreso tiene «ahorros» de unos Q400 millones y por ello, no representa mayor sacrificio pagar una renta de Q 60 mil mensuales más para alquilar el local que antes alojaba a la famosa Camisería España, cuando ya eroga otros Q 85 mil en alquiler de otros seis edificios y que según asegura una diputada, todas esas cifras no incluyen los servicios de agua, luz, limpieza, dulces, chocolates y manías saladas de sus habitantes y respectivas visitas.
¿Para qué tanto gasto?, se estará preguntando seguramente el estimado lector. Yo también me la formulo porque en la cabeza de tantos ciudadanos honrados de este bello país, los que de sobra sabemos lo que cuesta el dinero ganado con el sudor de nuestra frente, mejor estaría empleado para que tanta gente no siguiera muriéndose por no disponer en los hospitales públicos de los aparatos que hacen las tomografías, los ultrasonidos y tantas pruebas técnicas y científicas más que requiere la ciencia médica para dar los tratamientos adecuados en busca de la curación de los pacientes.
¿Alguno de los lectores no preferiría que tanto dinero mejor se empleara en hacer nuevos y mejorar tantos establecimientos escolares que requieren nuestros patojos, en combatir el hambre y la desnutrición, en mejorar la infraestructura, en que haya agua potable al alcance de la totalidad de la población y tantas necesidades más que todos conocemos que hicieron falta ayer, hacen hoy y para mañana? Dicen por ahí que lo que no hace un partido político en el poder los primeros seis meses de su gobierno no lo podrán hacer nunca. ¿No valdría la pena entonces entrarle a fondo al asunto para que en verdad este gobierno sirva a los pobres?