Es una mujer joven, valiente y justa. Yo tuve el gusto de conocerla desde patoja, siendo hija de una señora trabajadora y dedicada a su familia.
Adelita vivió un tiempo, ya casada, con uno de los Torrebiarte, hijo de mi querida amiga de la Antigua, la Maruca Lantserdoff.
Qué orgullosa debes sentirte, Adelita, y así­ todos los de tu familia. Eres un ejemplo para todas las patojas de ahora, quienes ojalá aprendieran a pensar en los demás y no solo en los de su familia.
Guatemala tiene muchas necesidades, como nosotros lo sabemos, y debemos hacer algo por tanta gente pobre, sin siquiera poder alimentarse.
Yo, ya estoy más allá de la cuenta, por aquello de mis añitos, pero siempre ten la seguridad de que aquí­ hay una vieja, quien te pone de ejemplo y voy a votar por ti.