La formación oficialista Rusia Unida, que hasta ahora tenía un papel secundario en la vida política dirigida desde el Kremlin, se preparaba hoy para convertirse en una importante palanca de poder con la designación de Vladimir Putin para dirigirla cuando deje la presidencia del país en mayo.
El «IX Congreso» de Rusia Unida, acusado de ser el heredero del Partido Comunista soviético, reunirá a partir de hoy por la tarde a cientos de delegados procedentes de todo el país, a poca distancia del Kremlin.
La agenda incluye «la participación del partido en la elaboración de la estrategia socioeconómica de desarrollo de Rusia hasta 2020».
Sin embargo, el discurso que pronunciará Putin, previsto para mañana, en el segundo día de congreso, crea gran expectativa.
Se espera que el jefe de Estado revele si acepta asumir la dirección de este partido, cuando faltan tres semanas para la investidura como presidente de su delfín Dmitri Medvedev, de quien se convertirá en primer ministro.
«En ese caso, en nuestro país aparecerá una nueva configuración de los poderes Ejecutivo y Legislativo», pronosticó el jefe del Comité Ejecutivo Central del partido, Andrei Voroveb, en una entrevista publicada hoy por el diario Vremia Novostei.
Esta nueva organización supone un presidente debilitado acompañado por un primer ministro fuerte, cuya autoridad estará reforzada por su posición de jefe de un partido que tiene la mayoría absoluta en el Parlamento.
«Vladimir Putin dejará su puesto de presidente, pero seguirá siendo el líder moral del país y del partido», afirma hoy en Izvestia el politólogo Gleb Pavlovski, cercano al Kremlin.
Antes de las elecciones legislativas de diciembre de 2007, en las cuales Putin era cabeza de lista de Rusia Unida -sin ser miembro-, se organizó una campaña para convertirlo en un «líder nacional».
La televisión difundió manifestaciones en todo el país que le pedían seguir siendo el «líder nacional» después de su partida del Kremlin.
No obstante, la prensa rusa se pregunta si Putin reserva una sorpresa mañana, como es su costumbre, y sobre el título que asumirá se acepta el cargo.
¿Será «presidente» en lugar de Boris Grizlov (quien también es presidente de la Duma, la cámara baja del Parlamento)? ¿O permanecerá fuera de los arcanos del partido, para conservar intacta su imagen de «líder moral»?, se interrogan los analistas.
También es posible que tome la dirección del «presidium del consejo general», el centro del partido encargado de tomar decisiones, según los pronósticos de Nikolai Levichev, diputado del Partido Rusia Justa (vinculado al poder), publicados hoy en el diario popular Tvoi Den.
Vorobev, de Rusia Unida, no cree que haya problemas entre Putin y Medvedev. «No tenemos duda alguna de que continuarán trabajando en equipo», afirmó.
«En Rusia Unida existe una voluntad unánime de que Putin tome la dirección del partido, para que la unión Putin-Medvedev tenga una base política», sostiene Gleb Pavlovski.