Dos caminos diferentes


En tiempos de crisis, Ben Bernanke, presidente de la Fed estadounidense, rebosa hiperactividad para encarar una eventual recesión y evitar el colapso financiero, mientras su homólogo de la Eurozona Jean-Claude Trichet se aferra al statu quo para combatir la inflación.


La Reserva Federal estadounidense (Fed), liderada por Bernanke desde hace dos años, ha recortado en tres puntos porcentuales su principal tasa directriz, que se encuentra actualmente en 2,25%, y se prepara para sacarle una nueva tajada de hasta medio punto a fines de abril, con lo cual quedarí­a en 1,75%.

Frente a un escenario cada vez más catastrófico, Bernanke no se ha cruzado de brazos y la Fed ha sido más activa que otros bancos centrales para tratar de superar una recesión que su jefe ya considera inevitable.

«Una recesión es posible», afirmó Bernanke el 2 de abril, al responder a preguntas tras un discurso en el Congreso.

«El Producto Interno Bruto (PIB) no va a crecer mucho, si es que crece, durante el primer semestre de 2008, y puede incluso contraerse ligeramente», habí­a afirmado minutos antes en su discurso.

Dos trimestres consecutivos de baja del PIB equivalen a una recesión, según una de sus definiciones.

En las últimas semanas, la Fed ha inyectado miles de millones de dólares en los mercados de crédito para otorgarles liquidez, e intervino para rescatar a Bear Sterns, el quinto banco de inversiones del paí­s, que evitó la quiebra pero fue comprado por su rival JP Morgan a precio de ganga.

El BCE, entre tanto, liderado por Trichet, un francés que defiende su independencia del gobierno de Nicolas Sarkozy y de empresarios de la Eurozona que se quejan de la fortaleza del euro y la falta de flexibilización monetaria, decidió otra vez el jueves mantener sus tasas en 4%, nivel en que se encuentran desde junio, antes del inicio de la crisis «subprime».

Trichet está obsesionado por la lucha contra la inflación, que alcanzó en marzo un 3,5% interanual, un récord desde 1999, cuando se creó el club que agrupa hoy a 15 paí­ses, y consideró el jueves que la Eurozona atraviesa «un periodo prolongado de tasa de inflación temporalmente elevada».

Pero las misiones de la Fed y el BCE son diferentes: el banco central estadounidense debe luchar contra el aumento de los precios al consumo al tiempo que promueve el crecimiento económico, mientras el europeo sólo debe centrarse en el combate de la inflación.

Además, Trichet insiste en que los cimientos económicos de los 15 paí­ses que integran la Eurozona «son sanos» y que las familias y empresas no financieras no se han visto afectadas por un ajuste del crédito, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos o Gran Bretaña, que el jueves decidió recortar su tasa directriz en un cuarto de punto porcentual, a 5%.

Bernanke, de 54 años, antiguo profesor de la Universidad de Princeton y ex principal asesor económico de la Casa Blanca, se hizo cargo de la Fed con el listón muy alto: sucedí­a a Alan Greenspan, cuyas casi dos décadas de presidencia le valieron la reputación del jefe «más hábil» y «menos conflictivo» de la historia de esa entidad.

Trichet, un ex inspector de Finanzas y ex gobernador del Banco de Francia de 65 años nacido en Lyon (centro-este de Francia), se ha erigido como el mayor defensor del combate contra la inflación y de la fortaleza del euro desde que asumió la jefatura del BCE en 2003, granjeándose las crí­ticas de Francia y el respeto del gobierno alemán, que lo apoya.

Dos trimestres consecutivos de baja del PIB equivalen a una recesión, según una de sus definiciones.