En el centro de Varsovia, apenas quedan algunos restos de lo que fue antaño el gueto erigido por los nazis, donde hace justamente 65 años los últimos judíos de la capital polaca se sublevaron heroicamente, antes de ser aplastados por las tropas de Hitler.
Todo un mes de enfrentamientos a la desesperada se saldó con una brutal represión y con la destrucción de todo el barrio. De la misma forma en que un año y medio más tarde, los nazis arrasarían prácticamente toda la ciudad en respuesta a la fallida revuelta de la resistencia polaca.
Después de la guerra, el régimen comunista erigió en ese lugar del horror y la aberración nazi una nueva zona de bloques de viviendas sociales.
Tres fragmentos del muro del gueto son todavía visibles en un patio situado entre el número 62 de la calle Zlota y el 55 de la calle Sienna, en el corazón de la ciudad. Miden entre tres y seis metros de alto con longitudes respectivas de 10, 11 y 17 metros de largo.
Estos restos formaban parte del muro hermético que los nazis levantaron en noviembre de 1940 alrededor de un barrio de 4 km2. En algunas vías, todavía se pueden distinguir otros pequeños fragmentos.
Apenas un puñado de edificios de la preguerra ha sobrevivido hasta el día de hoy, como los de la calle Prozna o incluso la sinagoga Nozyk, utilizada como caballeriza por el ejército nazi.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, 3,5 millones de judíos vivían en Polonia, es decir, el 10% de la población. Varsovia representaba entonces la segunda ciudad judía del mundo, después de Nueva York, con una comunidad de 400 mil personas.
Tras haber invadido el país en 1939, los nazis aislaron progresivamente a los judíos en guetos donde los fueron asesinando metódicamente.
En sus inicios, el gueto de Varsovia albergó a unas 450 mil personas, los judíos de la capital y sus alrededores.
Entre ellos, unos cien mil perecieron de hambre o enfermedad, mientras que unos 300 mil fueron embarcados en trenes a partir de 1942 hacia Treblinka, a cien km al noroeste de Varsovia. Allí fueron inmediatamente gaseados e incinerados.
A medida que se vaciaba, el gueto iba reduciéndose por etapas hasta cubrir un kilómetro cuadrado en octubre de 1942, con 60 mil supervivientes.
El 19 de abril de 1943, los nazis decidieron liquidar el gueto pero, para su sorpresa, toparon con unidades de combatientes integradas por centenares de jóvenes judíos que prefirieron morir empuñando un arma.
Los nazis debieron desplegar 3 mil soldados durante un mes para lograr aplastar la insurrección, claramente en desventaja en cuanto a armas y número. Unos 7 mil judíos murieron en los combates, la mayoría abrasados por los lanzallamas. Los otros fueron enviados a Treblinka.
íšnicamente una cuarentena de combatientes logró escapar del gueto, encabezados por Marek Edelman, que sigue en vida en este 65 aniversario de la sublevación.
Varsovia conmemorará este año la revuelta de forma solemne, con una serie de ceremonias en las que participará el presidente de Israel, Shimon Peres.